La clamidia es una infección bacteriana de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria Chlamydia trachomatis y una de las ITS más comunes en todo el mundo, que puede afectar tanto a hombres como a mujeres. A menudo, la clamidia no presenta síntomas evidentes, lo que la convierte en una enfermedad silenciosa que puede pasar desapercibida durante años. Sin embargo, cuando los síntomas están presentes, pueden ser incómodos y potencialmente peligrosos si no se tratan adecuadamente.
Los síntomas de la clamidia pueden variar dependiendo del sexo y la ubicación de la infección. En las mujeres, los síntomas pueden incluir secreción vaginal anormal, dolor durante la micción, dolor abdominal bajo, sangrado entre períodos menstruales y dolor durante las relaciones sexuales; mientras que en el caso de los hombres, los síntomas pueden incluir secreción del pene, dolor o sensación de ardor al orinar, hinchazón y sensibilidad en los testículos.
El tratamiento de la clamidia generalmente implica el uso de antibióticos, como azitromicina o doxiciclina. Es fundamental completar el curso completo de antibióticos según lo recetado por un médico, incluso si los síntomas desaparecen antes de finalizar el tratamiento. Esto ayuda a garantizar la erradicación completa de la bacteria y reduce el riesgo de complicaciones a largo plazo. Es importante abstenerse de tener relaciones sexuales mientras se está en tratamiento y hasta que tanto la persona infectada como su pareja o parejas hayan completado el tratamiento para evitar la propagación de la infección.
La Clínica Mayo recoge diversas complicaciones que pueden darse a raíz de la clamidia, entre ellas la enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una infección del útero y las trompas de Falopio que puede provocar dolor pélvico y fiebre. Además, la infección por clamidia puede inflamar el conducto en espiral junto a los testículos, conocido como epididimitis, manifestándose con fiebre, dolor escrotal e hinchazón, así como también puede diseminarse a la glándula prostática, causando prostatitis, con síntomas como dolor durante o después de las relaciones sexuales, fiebre, escalofríos, micción dolorosa y dolor lumbar.
AUMENTA EL RIESGO DE EMBARAZO ECTÓPICO
Por otro lado, aumenta el riesgo de embarazo ectópico, donde un óvulo fertilizado se implanta fuera del útero, lo que puede ser mortal si no se interrumpe a tiempo para evitar complicaciones como la ruptura de la trompa. Además, las infecciones por clamidia, incluso asintomáticas, pueden causar cicatrices y obstrucción en las trompas de Falopio, lo que lleva a la infertilidad en mujeres. Por último, las personas infectadas con clamidia también corren un mayor riesgo de desarrollar artritis reactiva, conocida como síndrome de Reiter, que afecta comúnmente articulaciones, ojos y uretra.
La clamidia se transmite principalmente a través del contacto sexual vaginal, anal u oral con una persona infectada. La bacteria puede pasar de una persona a otra incluso si no se presentan síntomas evidentes. Además, la clamidia puede transmitirse de madre a hijo durante el parto, lo que puede provocar complicaciones graves en el recién nacido, como neumonía y conjuntivitis.