Columna: Por Consiguiente/
Alto ordenaron los militares. Un grupo de migrante se acercaron a la línea divisoria de la frontera entre Guatemala y México, sin ningún temor ni nada parecido encararon a la Guardia Nacional y envalentonados por el halo protector de los derechos humanos exigieron, cerca de unos dos mil quinientos individuos, la entrada y paso a nuestro país rumbo a los Estados Unidos dijeron.
La normativa implantada por el Instituto Nacional de Migración, desde el año pasado, ha endurecido la norma para evitar que los migrantes crucen por el país; sólo se permite el acceso a aquellas personas que pidan los permisos correspondientes para internarse en el país, la gran mayoría de estas personas no cuentan con papeles y se impacientan por el protocolo establecido por las autoridades migratorias para ese fin.
Los grupos de salvadoreños y hondureños elaboraron una carta para el presidente, Andrés Manuel López Obrador, para que los dejen pasar, pero, el Gobierno Mexicano rechazó dicha solicitud de libre tránsito.
La respuesta del Estado Mexicano, a través, de Carmen Yadira de los Santos Robledo, delegada del INM en Chiapas, quien antes de que los migrantes cruzaran por el río, les leyó el siguiente texto:
“En atención a la petición realizada al titular del Ejecutivo federal del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, y turnada para su gestión al Instituto Nacional de Migración, les comunico: Los extranjeros, al acceder a territorio nacional, deberá cumplir con la Ley de Migración que, señala: deberá ser regulada, segura, ordenada. Las disposiciones jurídicas no establecen una calidad migratoria de tránsito, razón por la cual, no es posible.
Ante este pronunciamiento legal del Gobierno Mexicano, los migrantes optaron por acceder de forma ilegal y, luego de enfrentar a los elementos del guardia nacional se dispersaron por el Rio Suchiate y otros puntos donde no hay vigilancia, para reagruparse, nuevamente, dentro del país y avanzar hacia el interior del estado de Chiapas como contingente ilegal.
Este agrupamiento de migrantes pone en “jaque” a las autoridades mexicanas que a pesar de tener un gran despliegue de guardia nacional, elementos de ejército, marina y los propios efectivos del Instituto Nacional de Migración, no han podido contener y repatriar a todos los extranjeros que avanzan en calidad de ilegales y, por supuesto, como invasores.
La instrucción es clara, hay que detener a los migrantes e inhibir el avance de la caravana y repatriarlos; los intentos se han hecho y en algunas carreteras los militares, marinos y Guardia Nacional, han encapsulado, e incluso, detenido a algunos migrantes que han atacado con piedras y otros objetos a los representantes de la autoridad que han utilizado gases pimienta y algunos empujones, hay que mencionar que los elementos castrenses que no portan armas, excepto cascos y escudos antimotines, aguantando los golpes y las agresiones con piedras y palos.
Sin embargo los migrantes no han salido del estado de Chiapas y los militares han logrado dos retornos asistidos vía aérea con 196 hondureños, uno desde Tapachula y otro desde Tuxtla Gutiérrez con 100 extranjeros.
Hasta el momento este regreso de indocumentados se ha realizado preservando los derechos humanos con el fin de aguantar, hasta el último momento, una posible reacción con el uso de la fuerza ante la rebeldía de los ilegales que no aceptan la negativa del Estado Mexicano de prohibirle el acceso y los permisos de tránsito de forma ilegal.
La Guardia Nacional con estas deportaciones logró, momentáneamente, desintegrar la caravana, esto no quiere decir que todos los migrantes regresaron o regresarán a sus países, están en una espera para volver a constituirse como grupo masivo y volver a intentar el acceso a nuestro país en busca del objetivo principal que es llegar a los Estados Unidos.
La acción de las autoridades mexicanas y la Guardia Nacional, con dos “agarrones que se dieron con los ilegales” advirtieron que si continúan en el intento y recurren a las agresiones e intentar pasar por la fuerza, hay muchas posibilidades de que los militares utilicen más fuerza para someter a los migrantes, arrestarlos y deportarlos.
Las condiciones de las caravanas han cambiado y no son como en el pasado, donde de alguna forma se privilegió la visa humanitaria, el asilo, algo de corrupción en el INM, los ojos ciegos, la poca vigilancia y resguardo de la frontera sur y la presión de la opinión pública internacional que observa el problema migratorio de México como un asunto incontrolable que ha puesto en duda, en varias ocasiones, la capacidad del Estado Mexicano.
La fuerza utilizada, no ha sido represión ha sido una contención donde se usa la fuerza, obviamente, moderada de sometimiento que, dicho sea de paso, está permitido en la ley y es potestad de los soldados, marinos y guardia nacional hacerlo, pero, sin cometer excesos contra los migrantes, aunque haya agresiones de éstos últimos.
Algunos grupos sociales y políticos nacionales han acusado a Rosario Piedra Ibarra Piedra, Presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de miopía por no haberse pronunciado sobre la actuación de los militares, que, insisto, no han hecho más que seguir sus protocolos de contención, obviamente, entendemos y compartimos que el paso de migrantes será contenido a como haya lugar, dijeran por ahí “por las buenas o por la fuerza”.
Dos compromisos que hay que recordar es el que realizó el Presidente de la República con el Presidente TRUMP de los Estados Unidos, que obliga al estado mexicano a detener cualquier flujo de migrantes que pretendan entrar de forma ilegal a la Unión Americana.
Y segundo, pedirle cuentas a los países expulsores de migrantes, ya que el Estado Mexicano envío una suma millonaria de dólares para arraigar a los migrantes a sus países, con el Plan de Desarrollo Integral para Centroamérica anunciado por Marcelo Ebrard, que era de 30 mil millones de dólares, plan que no a la vista no está funcionando y, obviamente, ya bailaron algunos millones de dólares que México envío de anticipo.
Los gobiernos de Guatemala, Honduras y El Salvador, dejan sólo a México con el problema migratorio que se genera en esos países y le revienta a nuestro país por la cercanía con los Estados Unidos.
Por Consiguiente
Los países hermanos no saben que sus migrantes llegando a la frontera norte serán reprimidos quizás muertos por la guardia nacional de los Estados Unidos que, bajo el pretexto de la protección de su soberanía, acabarán, con la fuerza letal, con cualquier caravana y con cualquier número de migrantes, el problema que los muertos caerán en suelo mexicano. Así las cosas…