KAIROS
Francisco Montfort
La gran paradoja de estos comicios presidenciales consiste en que desde el poder se pretende sustituir la elección democrática por una coronación. Es tan poderosa esta pretensión que la misma candidata monárquica oficial ve con menosprecio a su rival. Se le nota engreída y engolosinada con su posición.
Loa seguidores de la señora Sheinbaum la ensalzan, la encumbran, la elogian y algunos la deifican, la divinizan. Le asignan méritos que con un poco de objetividad resulta imposible aceptar. Hasta la fecha, esta candidata no ha expresado ninguna idea propia, inteligente sobre su visión de México y el mundo.
Tampoco ha dado ninguna muestra de imaginación política ni de creatividad gubernamental. Repite incansablemente, imitando los destemplados gritos del señor López, las mismas consignas de antaño y los “nuevos” proyectos de este su progenitor político.
Incapaz de mejorar las políticas públicas para tener un gobierno con altas capacidades de realización; de promover una mejor democracia; de modernizar las actitudes, comportamientos y capacidades personales de los ciudadanos; de construir un mejor modelo de desarrollo económico y social el señor López decidió, después de perder la mayoría parlamentaria en la elección de 2021, colocar en el trono del presidencialismo a
su “corcholata” favorita.
Tan desmesurada pretensión la constamos día a día sin que las autoridades electorales hagan algo para detener el asesinato de nuestra democracia. Con toda impunidad y frente a nuestros ojos, el señor López comete el peor crimen de la vida pública nacional desde el golpe de Estado contra Francisco I Madero.
Si bien la candidata democrática Xóchitl Gálvez pedirá al INE detener esta desigual e ilegal elección de Estado, la continuidad de la vida democrática mexicana requiere de nuestras voces críticas, de nuestro apoyo, de nuestros votos.
Cada vez es más claro que la elección actual concierne a dos maneras de concebir el futuro del país. Una es la versión monárquica del actual presidente. Esta nos conduce a aceptar la coronación de su heredera, cuyo mayor merito es haber sido designada sucesora por el señor López.
La coronada tiene como misión consolidar un presidencialismo cuyo propósito central es el dominio político de la vida nacional bajo el régimen autoritario, absolutista, del presidente omnipoderoso que mantuvo a México como país eternamente subdesarrollado durante el siglo XX.
La otra es la versión democrática que consiste en reconstituir un Estado democrático, modernizador e impulsor de un nuevo modelo de desarrollo que, con todas las dificultades que este proyecto de Estado nación implica, alcance por fin el éxito que millones de mexicanos anhelamos.
La coronación de la señora Sheinbaum está sostenida en ilegalidades y acciones políticas que la vida democrática, la decencia social, la ética pública y la moral personal no pueden admitir. La revista Nexos del mes de abril de 2024 da cuenta pormenorizada de estas acciones.
Los tópicos son abundantes y trastocan toda la vida pública, social y económica que hasta ahora habíamos mantenido en la legalidad. La enumeración acotada de estos los presento a continuación.
La intervención descarada del señor López que incumple todos los ordenamientos legales desde sus comentarios contra la candidata democrática hasta la promoción adelantadísima de su sucesora; el “Gran dinero” -publico, privado, legal e ilegal” directo a la campaña, así como el “Gran dinero” de los recursos ilícitos de los gobiernos federal, estatales y municipales de apoyo electoral.
El manejo de los apoyos sociales como moneda de cambio por votos, junto con la imagen del presidente como dador personal de dineros que son públicos; la captura del INE por funcionarios que actúan como mandaderos del presidente; la captura del Tribunal Electoral por el grupo en el poder.
El comportamiento desleal a la democracia de los gobernadores morenistas que manejan buena parte de la estructura electoral territorial de la candidata monárquica junto con la estructura paralela de los Siervos de la Nación.
La muy influyente y decisiva inequidad de los medios de comunicación y la inversión desmesurada en redes sociales.
Sin nada de “transformación” y mucho de ficción demagógica en los resultados de gobierno, la oferta de “construir un segundo piso” resulta pueril ante la oferta real: construir un Estado autoritario con base en una nueva Constitución.
Así que, en esta semana de crucifixión del representante del camino de una vida nueva y digna, y su resurrección, nos conviene reflexionar si nosotros los ciudadanos permitiremos la muerte de nuestra democracia.
Debemos pensar seriamente que su muerte no nos regresará al camino del éxito en tres días. Por el contrario. La coronación de la señora Sheinbaum significa la pérdida del progreso de México al menos por lo que resta de este siglo. Piense en las formas en que están progresando los países ya desarrollados. Con esta coronación, ¡nunca los igualaremos!
francisco.montfort@gmail.com
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