Si en la vida privada cuesta mucho trabajo conciliar intereses en torno a asuntos específicos y en ocasiones las distancias se vuelven irremediables –con justicia o sin ella- que se puede esperar en donde hay inercias históricas de aciertos y más de los desaciertos que se vuelven hasta odios y obstaculizan el ámbito de lo público.
Puede afirmarse sin demasiado riesgo de incurrir en banalidades u ocurrencias que en nuestro país hay incapacidad de reconocer aciertos y a partir de ellos seguir construyendo y abandonar las diferencias en el marco de la ley y de la democracia, ahora en un mundo globalizado y de comunicación instantánea.
Por ejemplo, la decisión de la mayoría de ministros de la Corte de retirar la seguridad nacional de las fuerzas armadas y retornarla a instancias de orden civil, originó una cascada de desencuentros entre poderes públicos y de muchos sectores de la población, a pesar de que era obvia la medida por ser parte de la Constitución en su artículo 21, vigente.
Los desencuentros -ha habido en otras oportunidades y por otras causas- hasta ahora no han pasado a mayores consecuencias que las declarativas, aunque ello si ha generado un ambiente de crispación que en tiempos prelectorales y en la lucha por el poder público, esperemos que no pasen a mayores.
Poner orden en tanto desorden hasta de origen histórico ha causado fuertes diferencias por tantos intereses inmersos, pero que era tan indispensable y necesario que llevaron a López Obrador a su triunfo electoral.
Hasta ahí, todo bien, sólo que la clase política es el propio presidente al grado que hasta su decisión en torno al cambio de gobierno dependerá de facto en la candidatura, sea la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México o los titulares de Gobernación o de Relaciones Exteriores.
No será un cambio de gobierno entre puros algodones, porque vaya que el poder es el poder y la oposición no se quiere quedar atrás no sólo por los privilegios que tanto critica el actual presidente, sino por otros intereses hasta de orden global.
Atraques
1. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana manejará en adelante a la Guardia Nacional, aun con el rechazo que ello originó en el presidente López Obrador que sabe bien cómo se las gastan las policías estatales, municipales y lo que fueron la federal, en su mayoría, hay excepciones. No es secreto para nadie. Pero como bien dice un periodista excelso: en manos civiles se pueden establecer “mecanismos de evaluación y control externos, vigilancia, sistemas de transparencia”.
2. Y lo pueden manejar más que bien, con el respaldo y atribuciones constitucionales, mujeres y hombres capaces, que los hay y así ya delinear el México que demanda con urgencia desarrollo.
3. Los partidos de oposición vaya que están en el ojo del huracán ante la flaqueza de opciones competitivas hacia la presidencia de la República. Hay quienes piensan que no traen nada de nada y es obvio. Por eso se asoman posibles candidatos de la sociedad civil que pueden ser dignos de ser votados, falta que los busquen y quieran. Entre ellos Juan Ramón de la Fuente o la maestra Julia Carabias.
Escritor y periodista