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Dan el Alfonso Reyes a Liliana Weinberg

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Para el jurado, es la mayor autoridad académica en los estudios de ensayo y una referencia obligada para su análisis en Hispanoamérica.

Liliana Weinberg, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) y académica en la Facultad de Filosofía y Letras, ganó el Premio Internacional Alfonso Reyes 2021.

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes anunciaron, junto con la Sociedad Alfonsina Internacional, que el premio 2021 es para Liliana Irene Weinberg Marchevsky. El jurado decidió de manera unánime darle el galardón a la argentina naturalizada mexicana y consideró que Weinberg es la mayor autoridad académica en los estudios de ensayo y una referencia obligada para su análisis en Hispanoamérica: “Como académica se ha dedicado a la reflexión sobre este género tan polémico y ha recibido un sinnúmero de nombramientos como investigadora, profesora, y es miembro de diversas instituciones, en especial una membresía en el Consejo Consultivo de la Cátedra Alfonso Reyes desde 2009”.

El reconocimiento se entrega desde 1973. El primero en ser premiado fue Jorge Luis Borges, y entre sus recipientes figuran Paulette Patout, Margit Frenk, Juan José Arreola, Harold Bloom, Octavio Paz, Carlos Fuentes e Ida Vitale.

“Se trata en verdad de una lista admirable de nombres altamente representativos del mundo de la creación, la crítica, la cultura y el ámbito editorial, figuras todas ellas de primera magnitud, a quienes he leído y sigo con enorme admiración, con fervor, y cuya obra ha sido decisiva en muchos aspectos para mi propio quehacer. Son creadores de mundos, de universos literarios, y como tales integran grandes constelaciones de sentido”, comenta Weinberg en entrevista. “Tengo la fortuna de haber conocido personalmente a algunos de ellos y estar en diálogo con los más próximos a mí en el tiempo. Es así como poder ingresar a esta gran familia en la lectura y la escritura resulta emocionante y estimulante: una invitación a seguir con la propia obra de creación y de crítica”.

La figura de Alfonso Reyes representa para ella lo mejor del quehacer literario: “Este gran escritor se preocupó también por el papel integrador y vinculador de mundos que debería cumplir aquella que él llamó de manera genial y estratégica ‘la inteligencia americana‘. Esto nos lleva a pensar en su propia caracterización del ensayo como el centauro de los géneros. Reyes defendió la especificidad de la literatura e impulsó la lectura como una forma de comprensión del mundo, a la vez que se preocupó por contribuir a edificar y consolidar el espacio del libro y la cultura. En efecto: no sólo ha sido considerado el más alto prosista en lengua española de su tiempo y uno de los más grandes ensayistas de todas las épocas, un gran conocedor tanto de la tradición clásica como de la literatura viva, sino que también ha sido un gran impulsor de instituciones culturales, de proyectos editoriales, de conferencias y otras formas de la extensión de la cultura, un defensor del papel que toca desempeñar a la esfera letrada en la sociedad y en la historia”, apunta.

El vínculo con la UNAM

Weinberg asegura que la Universidad ha sido muy importante en su carrera: “Desde que ingresé a trabajar aquí, hace ya casi treinta y cinco años, encontré el clima de diálogo y escucha, el impulso intelectual, la amplitud de horizontes que me permitieron fortalecer y avanzar en mis estudios en torno al ensayo y la literatura latinoamericana. Me incorporé como investigadora al entonces Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos, hoy CIALC, donde pude continuar mis trabajos en torno a la literatura y la prosa de ideas en América Latina, así como participar en la edición de la revista Cuadernos Americanos. Muy poco después comencé a impartir clases sobre ensayo y estética en la Facultad de Filosofía y Letras, a la vez que abrí también un seminario de posgrado dedicado al estudio del ensayo. Siempre encontré en la UNAM y en la vida académica un espacio generoso para continuar con la reflexión, el diálogo y la escritura”.

Dedicarse a la escritura

Para Weinberg, a quienes se dedican a la escritura “nos une la pasión por la lectura, la vocación de vivir para escribir y escribir para vivir. Pero eso no nos lleva a estar aislados del mundo, desde luego, sino a procurar enlazar la escritura con la vida: entenderla, traducirla, interpretarla, modelarla a través de la escritura, configurar de forma artística nuestra experiencia y procurar siempre inscribirla en un mundo compartido de sentido”.

Y se detiene en algo que dijo el jurado, que ponderó “claridad del pensamiento, sensibilidad aguda y visión profunda”. Esto le conmueve porque se resaltan valores que ella misma siempre procuró descubrir en el ensayo.

Te compartimos su discurso de entrada a la Academia Mexicana de la Lengua.

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