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Equilibrar, redistribuir

Otra vez, a mi querido hermano José

México sigue el gran dilema de encontrar mejores vías que lo conduzcan a
lograr condiciones apropiadas de existencia en los diferentes estratos que lo
conforman y datan desde su fundación como tal.

Una vuelta por la historia lleva inevitablemente a reconfirmar la falta de
mínimos de equidad e igualdad de oportunidades y respeto mínimos entre
unos y otros, desde el poder público hacia todos.

La pobreza extrema, herencia que viene desde la colonia y esos índices de
marginación son, lamentablemente, el reto principal de todos los que
tenemos la oportunidad de caminar por estas tierras, desde el Suchiate al
Bravo.

Sin ir tan lejos, de la revolución a nuestros días, gobernantes de diferentes
signos han transitado con más pena que resultados fehacientes orientados a
abatir los fuertes desequilibrios sociales que nos delatan.

Por referir un fenómeno que no nos deja por nada: la corrupción, bandera
central del actual régimen, anda aún por las nubes…
Esta semana se publicó en diferentes medios que México se encuentra en la
posición número 135 –de 140- a nivel mundial en corrupción, de acuerdo
con el ranking Estado de Derecho 2021. En 2019, el país se encontraba en el
lugar número 117. Y en 2020, bajó al 121.

Comparte con Uganda, Camerún, Cambodia y República del Congo los
últimos cinco estudiados en el orbe, de acuerdo con el informe publicado la
misma semana anterior, por el ranking del World Justice Project, señala El
Financiero.

Sean cuales sean los resultados –el discurso los oímos desde Echeverría- hay
que darle tiempo y prisa al asunto y ojalá los propósitos de este gobierno
ante este fenómeno se cumplan, de arriba hacia abajo y claro que al revés,
porque es un elemento de gran peso en los desequilibrios sociales y en la
deficiente redistribución de la riqueza para generar más consumo,
infraestructura, educación, ciencia, tecnología, medio ambiente, por citar
algunos índices urgentes.
Atraques

  1. Ahora el turno a la Universidad Nacional Autónoma de México,
    espacio de libre expresión y conocimientos. ¿Perfectible? Por
    supuesto, compete a los propios universitarios hacerlo allí y en el
    resto de las universidades públicas donde vaya que se las gastan. Pero
    de allí a menospreciar, pues nomás no como lo hizo el ejecutivo
    federal.
  2. Y de paso ya dejar de afectar a medios y periodistas, que ya no ven
    más que lo tupido y afectan por supuesto el ejercicio profesional.
  3. Bien lo señala Sin Embargo: Genaro García Luna, Luis Cárdenas
    Palomino e Iván Reyes Arzate, vaya tercia y pronto harán full.
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