Inicio CULTURA El danzón se niega a morir

El danzón se niega a morir


Gabriel García-Márquez

Cuando el danzón llegó a México a principios del siglo XX nadie imaginó que aquí sería la segunda patria de este ritmo cubano con raíces europeas y africanas. En los años cincuenta y sesenta no había pueblo donde no bailaran danzón al ritmo de las grandes orquestas de le época: Acerina y su Danzonera, Mariano Mercerón, Pablo Beltrán Ruiz y por supuesto Carlos Campos entre tantas más.

Era cuando estas grandes orquestas iban hasta a los pueblos más apartados a amenizar bailes convocados por las juntas de mejoras materiales y por los comités de ferias populares. Lo máximo era sacar a bailar a una dama y no soltarla hasta que terminara la tanda con un Nereidas, Teléfono a Larga Distancia o el Danzón Número 2.

Los fines de semana las parejas acostumbraban asistir a los salones de baile de las grandes ciudades donde bailaban de manita sudada hasta el amanecer al ritmo del piano, los violines, el clarinete, la clave, el trombón, el güiro, la flauta y la charanga.

Así fue como la maestra Bibiana del Águila Cavazos escuchó por primera vez un danzón tras las paredes del Salón Los Ángeles, allá por la colonia Guerrero en el Distrito Federal donde vivió cuando era pequeña.

Su pasión por este ritmo la llevó a escribir el libro “El Danzón en Coatzacoalcos, una tradición en peligro de extinción”, que fue presentado el pasado sábado en el salón Mutualista, luego de una larga labor de recopilación e investigación sobre la historia del danzón en esta región de Veracruz.

La maestra Bibiana del Águila es una promotora del danzón, que no nada más lo disfruta bailando, sino también promoviéndolo y divulgando sus raíces, sus tradiciones, su historia y la de sus protagonistas. Su amor por este baile la ha convertido en una defensora y difusora de este ritmo que hoy está en peligro de extinción, pero que se niega a morir.

La obra escrita por la maestra Bibiana tiene un gran valor histórico, que contiene textos y fotos con las crónicas de los danzoneros que mantienen vivo este ritmo que ya es toda una tradición, no nada más en Coatzacoalcos, sino en todo el territorio veracruzano donde los amantes del danzón lo bailan con garbo, con elegancia, con emoción y con pasión.

Aún cuando se diga que el danzón es un baile de viejitos, existen grupos de baile integrados por jóvenes, especialmente en el puerto de Veracruz, que lo bailan y lo promueven para que trascienda a las futuras generaciones.

La primera edición de este libro es un gran paso para que se conozca la historia del danzón y la maestra Bibiana del Águila invita a quienes deseen colaborar en este proyecto, aportando crónicas o materiales fotográficos para preservar este ritmo que ya es una tradición en Veracruz, donde esperamos que se siga escuchando la tradicional frase que precede a un danzón: “¡Hey familia, danzón dedicado a la maestra Bibiana!”

Artículo anteriorEstos simpáticos rufianes
Artículo siguienteOtra vez reprobados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario
Por favor ingrese su nombre aquí