El Papa Francisco, de 86 años, ha recibido el alta este sábado por la mañana, después de permanecer tres días ingresado por una bronquitis. Antes de dejar el hospital Gemelli de Roma para dirigirse a la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, donde vive con otros sacerdotes, el pontífice ha saludado al personal médico y a los responsables del centro médico y les ha agradecido su trabajo. En la puerta ha saludado sonriente y tranquilo también a los periodistas que hacían guardia desde hace días: “Todavía estoy vivo, no he tenido miedo”, ha revelado Jorge Mario Bergoglio.
El Papa tiene intención de retomar de inmediato su agenda, especialmente cargada estos días de Semana Santa. Aunque no lo ha confirmado oficialmente, algunos medios apuntan que participará en la celebración del Domingo de Ramos, que se celebra en la plaza de San Pedro, en el exterior de la basílica y con la presencia de un gran número de fieles.
El Vaticano ha ido enviando estos días escuetos partes médicos para informar sobre el estado de salud del Pontífice, que padece una bronquitis de origen infeccioso y ha recibido un tratamiento de antibióticos en el hospital.
El último día de ingreso, según la oficina de prensa de la Santa Sede, Francisco cenó pizza con el equipo médico, leyó algunos periódicos, trabajó y visitó también a otros pacientes del centro, como un grupo de niños enfermos de cáncer. “La cosa más hermosa de estos días ha sido la visita a los niños”, ha reconocido el Papa a su salida. Antes de volver al vehículo, ha abrazado y saludado a una pareja que la noche anterior perdió a su hija.
Tras salir del hospital, Francisco se dirigió a la basílica romana de Santa María Mayor, para rezar por los niños de la sección de oncología que visitó en el hospital y por los enfermos y todos los que sufren por la enfermedad y por la pérdida de sus seres queridos, según ha informado el Vaticano. El Papa, muy devoto de la Virgen, visita esta basílica siempre antes y después de sus viajes.
Poco antes de llegar al Vaticano, Francisco se detuvo de nuevo y bajó del coche para saludar a los militares y a los agentes que participaban en el dispositivo de seguridad. De pie, ayudado por un bastón, les dio la mano y les entregó unos huevos de Pascua, siguiendo una tradición muy extendida en Italia. También aseguró ante las cámaras de la televisión pública italiana, RAI, que celebrará la Semana Santa y pidió que rezaran por él.