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La fiesta de los 5 siglos

Cinco días duró la celebración, uno por cada 100 años, un día por cada uno de los
5 siglos de la Fundación de la Villa del Espíritu Santo. Fueron días de fiesta que
devolvieron la alegría a las familias porteñas, que desde hace tiempo no la
pasaban tan a gusto. Se volvieron a ver a las familias caminando por las calles
para llegar al punto de encuentro, donde se llevarían a cabo las actividades
organizadas por el ayuntamiento de Coatzacoalcos, liderado por el alcalde Amado
Cruz Malpica, quien ha demostrado que se pueden hacer las cosas aun en
momentos de crisis.

Desde el primer día las familias festejaron en el Hemiciclo de los Niños Héroes, el
espectáculo de luz y sonido con la representación en el cielo de la Fundación de la
Villa del Espíritu Santo, con una crónica que habla de la identidad y de los
orígenes de la Cultura Olmeca y de los albores de este puerto del sureste de
México.

Los eventos fueron todo un espectáculo que iluminó el Paseo de las Escolleras, el
Cielo del Río Coatzacoalcos y el Faro de Villa Allende.

Por supuesto que les cayó como anillo al dedo a los pequeños comerciantes y
prestadores de servicios que vieron a la gente arremolinada alrededor de sus
puestos, comiendo cocos, helados, elotes, esquites, hamburguesas, hot dogs,
tacos y todo tipo de frituras.

Desde hace tiempo no se veía este jolgorio, en una fiesta musical y cultural, con el
espíritu de un carnaval o una feria. Con actividades culturales, artísticas y
gastronómicas cada tarde.

El último día se llevó a cabo a lo largo del Malecón Costero un magno desfile de
grupos con mil actores ataviados con originales vestuarios y carros alegóricos
representando a los olmecas, mexicas y hasta españoles. Desfilaron también
motociclistas y automóviles de todo tipo.

UNA LLUVIA DE ESTRELLAS
El Hemiciclo a los Niños Héroes, el Paseo de las Escolleras, el Malecón Costero,
el Río Coatzacoalcos y el Faro de Allende fueron el gran escenario de esta gran
fiesta de los 500 años, que será inolvidable para las familias porteñas, que están
ávidas de tener este tipo de acontecimientos que les elevan el espíritu y les
brindan alegría.


Sin duda lo más espectacular fue el llamado Show en el Río Coatzacoalcos,
donde con 200 drones automatizados se presentó en el cielo la historia de

Quetzalcóatl y la Fundación de la Villa del Espíritu Santo, cerrando con 750 kilos
de pirotecnia cada día que iluminaron el cielo como un espectacular juego de
pirotecnia formando círculos que se entrecruzaban y rompían creando una ilusión
óptica como si fuera una infinita cascada o lluvia de estrellas.

Al final la llamada Escollera Lumínica representando el regreso de Quetzalcóatl,
en un largo pasillo de un kilómetro de extensión separando al río del mar,
iluminado con luces tipo láser de distintos colores simulando la legendaria gran
serpiente.

Ni la lluvia ni el calor impidieron que los porteños acudieran a disfrutar esta
festividad que bien valió la pena, a pesar de las posibles críticas de quienes
consideran que hay cosas más urgentes e importantes que se podrían haber
realizado con los recursos empleados; sin embargo, este gran evento fue todo un
ejemplo de lo que se puede hacer a la altura de esta ciudad, para mantener vivo el
espíritu de la gente, sin descuidar las obras que se requieren en el municipio y el
mejoramiento de los servicios que hagan falta en las colonias.

Ojalá se repitan este tipo de eventos, que mantienen vivo el amor a la cultura y a
los orígenes, cultivando la cercanía entre el gobierno y la población, que hoy más
que nunca necesita recuperar la alegría por vivir en esta tierra, que tanto le ha
dado a México.

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