Se quería hacer historia y se hizo historia. Un 8 de marzo que quedará guardado en la memoria colectiva del país. Una marcha que reunió a niñas, jóvenes, madres, abuelas, mujeres por decisión y a todo México. Un 8 de marzo donde además de sentirte orgullosa por ser mujer, gritabas y exigías que la violencia se acabara. Un 8 de marzo diferente, en el cual sentías como tuya esa impotencia de que no hay justicia en el país.
No importó ningún estereotipo, no importaron las ideologías, incluso políticas, lo único que importaba era exigir no ser la siguiente. Exigir justicia para las 10 mujeres que son asesinadas al día. Exigir no tener miedo. Exigir vivir sin violencia. Exigir que las nuevas generaciones no pasen por lo que se está viviendo en estos momentos.
La izquierda y la derecha se volvieron una misma a la hora de gritar “México feminicida” o “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres enfrente de la gente”. Debido a que no se estaban diciendo mentiras, no había ninguna estrategia contra la 4T, las cifras son reales y México es un país con alto índice de feminicidios, así como también matar a un mujer, no tiene consecuencias, no hay cárcel, ni justicia para ti; ahora si tu agresor no te mata y corres con un poco de suerte y vas a una conferencia de prensa con el presidente Andrés Manuel López Obrador, puede que termines abrazando a la persona que más daño físico y psicológico te ha hecho… para que él presidente compruebe que esas si son maneras de tener justicia y erradicar la violencia.
En México si eres delincuente no hay consecuencias por el gobierno, pero si eres mujer eres lo peor por querer quemarlo todo, cuando sufriste por la inseguridad o alguien de tu familia cayó en las aterradoras garras de la violencia de este sangriento país.
Un 8 de marzo con sabor a que si las mujeres somos fuertes y unidas somos invencibles. Un día internacional de la mujer en donde recordamos a las que les truncaron sus sueños, sus metas o familias, pero donde luchamos para que su muerte no sea en vano y ya no sea ninguna más.
Un 8 de marzo para recordar a las mujeres de México que no se quedarán calladas, ni las podrán callar nunca más.
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