Sara Lovera
SemMéxico, Ciudad de México, 24 de abril del 2023.- Las decisiones electorales del 4 de junio tanto en Coahuila como en el Estado de México están marcadas por la agenda feminista. Algo que no ven y no reconocen las miradas “analíticas” de “líderes de la opinión pública” -y menos se advierte en el interés de las dirigencias- es que no logran articular un discurso convincente para llamar a más de la mitad de la población a salir a votar en cinco semanas.
La jornada electoral está anunciada; sabemos que habrá la primera gobernadora en el Estado de México, y allá en el norte un gobernador y 25 diputaciones locales. Puros hombres.
En ambas entidades, asesorías y encuestas van y vienen, pero ven con desdén el activismo feminista. Ojo: no estoy hablando de paridad y representación política, sino de la agenda y las demandas de las mujeres. Por eso no ven que mientras corre la campaña, se denuncia violencia sexual, desapariciones de mujeres y niñas y no cesan los feminicidios. Pero hay protestas.
No les dice nada que mientras realizan campañas “tradicionales”, corren en paralelo las tomas de carreteras y caminos de las colectivas, las madres buscadoras y quienes claman justicia por los feminicidios. Ni toman en cuenta que sus candidaturas masculinas están bajo la lupa pública, ya sea por violentadores u omisos en el pago de alimentos. La famosa 3 de 3 se consolida en todo el país.
Tendrían que saber a estas alturas que las mujeres no creen en promesas ambiguas o de “reconocimiento y respeto”, “merecimientos” o “apoyos”, cuando electoras y militantes quieren resultados. Hace 10 días salieron a marchar en la ciudad de Saltillo e instalaron dos altares de flores por las desaparecidas. También menudean los conversatorios, las movilizaciones y acuerdos en el Congreso, respondiendo a los reclamos de las mujeres.
Olvidan que estamos escenificando un fenómeno mundial por la democracia genérica; no toman en serio la presencia creciente de las mujeres ni de su participación. Como diría el clásico: “Ni las ven ni las oyen” ni valoran pragmáticamente que ellas son cada vez más conscientes de que representan más de la mitad de los votos.
Por eso, las aspirantes en el Estado de México, que en sus proyectos de gobierno que se entregan al Instituto Nacional Electoral no se menciona lo del feminicidio, sí lo incluyen en campaña, de manera preponderante en el debate. Alejandra del Moral y Delfina Gómez hablaron de que es parte sustantiva de su programa de gobierno, ya sea con “policía de género” o con la recuperación de las escuelas de tiempo completo. Para Gómez, a regañadientes; para Del Moral, como parte fundamental de su política.
Hicieron compromisos que no se reflejaron claramente en la información periodística ni en los comentarios. Curioso: se da más peso al problema real del agua, el transporte o las acusaciones, que al hecho palmario de que en Edomex no cesan los feminicidios y las desapariciones que calan en el electorado.
Y es que no hay forma de sacar del debate la problemática femenina, la violencia contra las mujeres y sus derechos políticos. Ahora ya no es tan sencillo que “utilicen” a las mujeres. En cambio, los “operadores” tienen acusada incapacidad para valorar ese activismo feminista, visión que influye las campañas.
Por ejemplo, de las 25 diputaciones vigentes en Coahuila, 15 son de mujeres; de ellas, seis están trabajando en la reelección. En el Estado de México, la publicidad de Alfredo del Mazo tiene como centro la política de género y apuran a solucionar casos antiguos como el de Mariana Lima Buendía, que estuvo 12 años en los tribunales.Dirán que exagero. Veremos…
*Periodista. Directora del portal informativo https://www.semmexico.mx
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