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Las ofensas no se olvidan

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Cuando el papa Juan Pablo II llegó a Nicaragua reprendió públicamente al sacerdote y poeta Ernesto Cardenal porque en ese entonces formaba parte del gobierno sandinista y militaba en las filas de la teología de la liberación, lo cual incomodó de sobremanera al famoso papa polaco. En ese entonces me dio mucha rabia esta actitud porque Juan Pablo II cerraba los ojos a la actividad política de la Iglesia polaca en tiempos de la crisis socialista, pero censuraba a los sacerdotes católicos que en América eran activistas sociales. Antes de salir de Nicaragua lo inhabilitó como sacerdote impidiéndole dar misa y los sacramentos. Fue hasta la semana pasada que el papa Francisco lo ha rehabilitado como sacerdote, ahora que tiene 94 años y está muy delicado de salud.

El poeta colaboró en La Palabra y el Hombre y la UV lo distinguió con el doctorado honoris causa por su trayectoria

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