“Tengo miedo de que un día me digan que mi afore ya no existe”, me comentó un día de estos un amigo que estaba pensando en su retiro. Y razón no le faltaba para sentir miedo de quedarse sin nada, porque mucho se ha hablado de la desaparición de las afores y de la reforma al régimen de pensiones, que ha puesto a temblar a miles de trabajadores que tienen sus esperanzas en el ahorro de su afore.
Al respecto esta semana se presentó ante la Cámara de Senadores la propuesta de reforma al régimen de pensiones, con aparentes buenas intenciones que beneficiarían a los trabajadores. Entre estas buenas intenciones está desechar la posibilidad de que los fondos de retiro fueran administrados por el Banco del Bienestar, es decir que estos recursos no se van a nacionalizar ni a estatizar como lo propusieron los morenistas en un principio.
La mayor ventaja de la reforma es que los trabajadores afiliados al IMSS se pensionarán con el 58 por ciento de su último salario, en vez del 35 por ciento que pensionan actualmente.
La propuesta contempla elevar las aportaciones para el retiro de 6.5 % al 15 % para los trabajadores inscritos en el Seguro Social y el ISSSTE. Otro logro importante para los trabajadores es que se reducirían las semanas de cotización de 1,250 a 750 para poder acceder a una pensión mínima garantizada por la Ley del Seguro Social.
Sin embargo, quienes saldrán poniendo con esta reforma serán los patrones quienes tendrán que cargar con el 100 por ciento de las aportaciones, aun cuando la propuesta de los panistas sea que el gobierno ponga un 4.7 por ciento.
Mientras tanto, como apoyo a los patrones y debido a la crisis que estamos viviendo se establecería un periodo de transición de ocho años, en que el gobierno aportará once mil millones de pesos para las pensiones de trabajadores que ganan menos de tres salarios mínimos, es decir que éstos tendrían derecho a una pensión mínima también.
El temor de que el sistema de afores colapse aún no desaparece, porque conociendo a los legisladores de Morena, podrían dar la voltereta a la reforma y dejar chiflando en la loma a los trabajadores que tienen guardadas sus esperanzas en el supuesto ahorro, según el estado de cuenta que les envía su operador de afores.
Que no les extrañe que un día de estos nos salgan con que este dinero desapareció como sucedió en el Instituto de Pensiones del estado de Veracruz y que tal ahorro no exista.
La política de inversión de las afores se debe regular y vigilar, para que los trabajadores tengan seguros sus ahorros y cuenten con estos recursos cuando lo necesiten. Debe haber mayor rentabilidad en las inversiones de las afores, para que los trabajadores en el retiro reciban una pensión digna que les sirva cuando menos para sobrevivir.
Estamos conscientes de que actualmente la economía está en crisis y la falta de inversiones no permite que los empleos sean bien remunerados, pero tanto el gobierno como las empresas deben actuar con sensatez vigilando que las afores se inviertan bien para beneficio del trabajador, que hoy como nunca necesita tener la certeza de que su dinero está muy seguro.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.