Recursos de procedencia ilícita encuentran aquí un nicho seguro para ser blanqueados.
Las criptomonedas están hoy en día en el centro de una tormenta a consecuencia del fraude de alrededor de 10 mil millones de dólares cometido en contra de inversionistas y clientes por Sam Bankman-Fried, fundador de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, con sede en Bahamas. Pero, ¿qué son y para qué sirven?
De acuerdo con la Norma de Información Financiera C-22, emitida por el Consejo Mexicano de Normas de Información Financiera, una criptomoneda es un activo virtual basado en códigos encriptados que se utiliza como medio de pago de productos y servicios, o de intercambio, y que sólo puede ser transferido en forma electrónica.
“Si definimos lo que una criptomoneda no es, podemos comprender mejor su naturaleza. No es dinero en efectivo; no es un equivalente de dinero en efectivo; no es un instrumento financiero porque no es un contrato entre dos partes que da lugar a un activo financiero para una y a un pasivo financiero para la otra; tampoco es un inventario porque no es una mercancía”, indica Norman Wolf del Valle, de la Facultad de Contaduría y Administración.
El 8 de marzo de 2019, el Banco de México publicó la circular 04/2019, en la que señala que las operaciones con criptomonedas implican ciertos riesgos, debido, entre otras cosas, a la asimetría de la información asociada a estos activos virtuales (el 30 de septiembre de 2020 se le hicieron algunas modificaciones en la circular 37/2020).
“Es decir, como no todas las personas entienden la complejidad del proceso matemático a partir del cual se generan las criptomonedas ni saben qué factores influyen en su oferta y demanda, tampoco están en condiciones de prever los riesgos que supone hacer transacciones con ellas”, comenta el universitario.
Otra desventaja de las criptomonedas es que no se puede saber de dónde proceden los recursos que permitieron comprarlas y, por lo tanto, es imposible evitar que sirvan para realizar operaciones ilícitas o de lavado de dinero.
“Una gran cantidad de recursos de procedencia ilícita encuentra un nicho seguro en las criptomonedas para quedar blanqueada. Incluso, éstas pueden ser usadas para financiar el terrorismo, pues se transfieren de un país a otro con suma facilidad. Como están en la web, pueden circular libremente por todo el mundo, porque, a diferencia de lo que ocurre con un cheque o una transferencia interbancaria, no hay ninguna manera de rastrearlas.”
Sube y baja
Wolf del Valle advierte que, así como el precio de una criptomoneda puede subir muchísimo en un lapso relativamente corto, también puede desplomarse de manera estrepitosa.
“En el ámbito de las finanzas decimos que si algo es demasiado bueno para ser verdad, probablemente no lo sea. Entonces es factible que una criptomoneda forme una burbuja y que esta burbuja estalle en cualquier momento. De hecho, esto es lo que pasó en El Salvador. Hace poco más de un año, en agosto de 2021, el presidente de ese país centroamericano, Nayib Bukele, decidió darle curso legal al bitcoin. Pero, en noviembre pasado, el precio de esta criptomoneda se desplomó 21 por ciento, por lo que el gobierno de esa nación se vio en la penosa necesidad de solicitar un préstamo por más de 430 millones de dólares en bonos para pagar esa deuda contraída.”
Por lo que se refiere al escándalo de FTX, luego del cual 5.35 por ciento del mercado del bitcoin se vino abajo, el académico explica que la debacle de esta plataforma no se debió a la naturaleza propia de estos activos virtuales, sino a la inexistencia de un cuerpo directivo bien formado, a los malos manejos de los fondos de los inversionistas y clientes, pero, sobre todo, a la falta de una estructura de buenas prácticas en un gobierno corporativo.
“Con todo, es muy difícil que las criptomonedas desaparezcan. Sin duda seguirán vigentes un largo tiempo. Con ellas ya se realizan muchas operaciones en la web, a pesar de que, a excepción de El Salvador, ningún país les ha dado curso legal ni una base en oro, plata o diamantes que las ampare… Ahora bien, yo recomendaría fomentar el hábito del ahorro y ahorrar en instrumentos formales, o sea, dentro del sistema financiero establecido. Pero si alguien quiere invertir en alguna criptomoneda, le diría entonces que se asesore con un especialista, investigue más lo que significa entrar en un mercado que no está regulado y no olvide nunca esta premisa financiera: a mayor rendimiento, mayor riesgo”, finaliza Wolf del Valle.