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La vida es ficción

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Relatos dominicales  

Miguel Valera  

La vida es ficción, me dijo Jonás una tarde fresca del mes de enero, mientras me recordaba eso de que el clima de los primeros doce días del año nuevo anuncian el de los 12 meses que vendrán. Son “Las cabañuelas”, un método que utilizan los agricultores desde hace 35 mil años, que nos llegó por los españoles que recibieron esta tradición de los judíos y la “Fiesta de los Tabernáculos”, pero ya aquí lo practicaban mayas y aztecas, expuso, dejándome aturdido.  

Bueno, tranquilo, tranquilo, expresó, mientras sorbía su lechero bien caliente, en el café Don Justo de la esquina de Enríquez y Leandro Valle, en Xalapa. “Me gusta venir aquí para observar a la gente”. —Pero, ¿qué piensas de Shakira y Piqué?, me soltó, para continuar con la conversación que traíamos en el auto, luego de escuchar la viralizada canción Music Sessions #53 de la colombiana. Un hitazo, sin duda, con casi 100 millones de reproducciones en YouTube, ¡en dos días!, dije impresionado.  

¡Todo es un negocio!, repuso en el segundo sorbo del café que parecía disfrutar como un elíxir de vida, pero lo que más vende es el escándalo. Así ha sido de siempre. Mira, no recordaríamos el Génesis, el primer libro de la biblia, si el autor no hubiera metido desde las primeras líneas la historia de Caín y Abel. Y de la quijada de burro, hasta chistes se hacen. ¿A quién recordamos más en el imaginario colectivo?, a Caín, el matón. ¿Y de la historia de Roma quién nos viene primero a la menta? ¿Nerón con sus excesos y Calígula con su caballo Incitatus o las catilinarias de Cicerón? ¡Por supuesto que Nerón y Calígula!  

A los seres humanos los sentidos externos que ya todos conocemos, como la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto —aunque hay otros como el muscular, el del dolor, el del calor, la orientación y el equilibrio—, acotó, pero también los sentidos internos como el sentido común —que no hay que confundir con el menos común de los sentidos— sino el de la capacidad que tenemos para experimentar las diversas sensaciones. También, claro, la imaginación, la estimativa y la memoria.  

La mercadotecnia en nuestros días, que nos vende héroes desde siempre, con mucho éxito, también nos vende villanos o antihéroes y ahí vamos, comprando colecciones, admirados por la grandeza de unos y por las miserias de otros. Yo crecí leyendo historias de Kalimán y El Águila solitaria, pero también de Sandokán, el maravilloso personaje creado por el italiano Emilio Salgari. Algunos más crecieron con las historias de traileros o del Libro Sentimental o Semanal. Cada quién abreva ficción de muchas maneras. La ficción ha sido un negocio desde tiempos inmemorables.  

Así que no te extrañen estas historias de Shakira y Piqué, dos personas que han vivido de la farándula y el fútbol, lo que más se vende en el mundo contemporáneo aparte del azúcar y de los productos digitales. Tienes razón, le contesté al viejo Jonás, quien entre sorbo y sorbo ya había terminado su primer café lechero y pedía el segundo, más caliente, para zambullir una canilla tostada, que me hizo agua la boca.  

Pero pon la canción que aunque no es muy buena, es muy obvia, “claramente no es como suena”, “es igualita que tú”, “a ti te quedé grande y por eso estás con una igualita que tú”, “cambiaste un Rolex por un Casio”.    

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