Sin la menor duda, el trabajador de prensa, y entre ellos notoriamente los reporteros, son ejemplo de responsabilidad, dedicación y dicho con vanidad, ejercen un auténtico apostolado.
En todas las disciplinas laborales se usan métodos y medios para controlar al empleado, desde imponerle o acordar un horario de actividafes, así como medir en formas diversas su productividad.
Casos hay en los que les cuentan los clavos, o los tornillos, la superficie construída o pintada. Igual sucede con quienes prefieren ambientes pasivos y se culiatornillan tras una mesa en la que se acumulan los papeles mientras el responsible se zampa tremendas tortas o taquitos del canastero de la esquina.
Todos estos y muchísimos mas, controlados por la tiranía de los relojes checadores que al menos les permiten gozar de tiempos libres entre la salida del empleo y el descanso familiar.
Con el control vienen las prestaciones que son acumuladas de acuerdo con los registros del relojito y el encargado de anotar cotidianamente ausencias, retrasos y faltas.
Los reporteros son una raza aparte. Salen de su casa ignorando su futuro inmediato, a dónde lo llevará la orden de trabajo y a qué hora quedará libre. Ni siquiera la seguridad de un tentempié apresurado o una grata comilona.
El horario de los reporteros no les pertenece a tal nivel que no les es dable fijar compromisos que no sean de trabajo, sociales pues, ni con su familia.
Al salir a la calle es el reportero y su circunstancia. Usará el tiempo como mejor convenga a su trabajo que ejercerá bajo criteriosy aplicando experiencias personales.
El reportero no puede esgrimir ante el incumplimiento de una orden, que estaba lloviendo, tenia mucho calor, le dio frío o le entró mucha hambre.
Sin saberlo, no es algo que inquiete a un profesional de la información, lleva a cabo un apostolado que lo condiciona a aceptar toda suerte de sacrificios.
Los hace sin pensarlo ni sobre valorarlos. No tiene reloj checador, tampoco capataz ni supervisor y su unica medida es él mismo, el resultado de su esfuerzo y la maravillosa perspectiva de lograr un espacio en la primera plana.
Y luego ver que sus datos, lo investigado, pasa a poder de analistas que ya se adornarán por haber descubierto y revelar lo que el reportero hizo y logró.
Sin reporteros no hay información…
Periodista antediluviano, corresponsal en el exterior y reportero en méxico.