Con la muerte de Alberto Cortez revivieron muchos recuerdos de quienes disfrutamos de la poesía y las canciones de este cantautor argentino que llegó a México con su bagage musical que dio impulso a un género que se apoderó de toda una época.
Al menos dos generaciones cantaron sus composiciones y se emocionaron hasta las lágrimas al escuchar «qué cosas tiene la vida Mariana, qué cosas tiene la vida» o » mi padre y yo lo plantamos en el límite del patio donde termina la casa».
Alberto Cortez hizo una excelente mancuerna con Facundo Cabral, uniendo sus voces y su talento en el espectáculo «Lo Cortez no quita lo Cabral» un juego de palabras que hacía alusión a la forma de ser de los dos, uno que se distinguía por su cortesía y amabilidad y el otro que se caracterizaba por ser un cabrón en el uso del lenguaje y las ideas. Quien no los recuerda cantando en uno de los programas de Ricardo Rocha uno de los más grandes éxitos compuesto por Cabral “No soy de Aquí ni soy de allá, no tengo edad ni por venir y ser feliz es mi color de identidad”.
Hasta ahora no ha habido un artista que iguale a Alberto Cortez. Podrá haber muy buenos cantantes y excelentes compositores, pero no hay quien además de buena voz, tenga talento para la composición y sea un poeta en el más amplio sentido de la palabra.
Alberto Cortez se ha marchado luego de una larga trayectoria musical, pero su recuerdo permanecerá por siempre “en un rincón del alma” de sus fans….le decimos adiós tarareando una «De sus más sentidas canciones … “De qué sirve la vida si a un poco de alegría le sigue un gran dolor…»
Se fue Alberto Cortéz y muchos nos quedaremos escuchando sus canciones, con esas letras que nos traerán a la mente buenos y memorables momentos al lado de nuestros padres o quizá de nuestros abuelos.
Aún recuerdo a mi padre tarareando para si mismo “Mi árbol y yo”, y a uno de mis mejores amigos declamando “Cuando un amigo se va, se queda un lugar vacío…”
Adiós a este grande que se marchó con todo y su equipaje poético.
EL COMENTARIO DE EMMANUEL PEÑA
A raíz de mi pasada colaboración “Ya no más obras monumentales”, recibí varios comentarios que agradezco a mis amigos que dedicaron un poco de su tiempo, para leerme y enviarme mensajes muy interesantes, pero sobretodo muy valiosos.
Entre éstos destaca el del empresario Emmanuel Peña, quien con su empresa Copesa ha realizado grandes cosas en Coatzacoalcos y la región, baste como ejemplo palpable el rescate del edificio conocido como hotel Lerma, hoy a punto de su terminación y la administración siempre eficiente del Centro de Convenciones de Coatzacoalcos y el Teatro de la Ciudad.
El acertado comentario de Peña Sánchez sobre mi artículo señala cosas en verdad importantes y llenas de un optimismo y objetividad, que bien vale la pena emular:
Dice Emmanuel Peña: “Es una perspectiva de la verdad. La otra es que cada una de ellas (las obras) fue un sueño que con FE, CONFIANZA y AMOR por empujar a nuestra región al futuro, siempre obstaculizada por una apabullante realidad de Políticas Públicas fallidas que han inhibido su puesta en operación en estas crisis recurrentes. A cada obra de estas, llegará su tiempo en que el entusiasmo y perseverancia de sus promotores y quienes los precedan las harán realidad. La Fe nunca se debe perder”.
Un abrazo mi estimado Emmanuel.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.
Excelente remembrada de un poeta como tu, felicidades y abrazo fraterno. CRP
Muchas gracias Carlos por tu amable comentario. Para nosotros que hemos vivido tanto estos adioses vienen con recuerdos. Agradezco siempre tu amistad.