La palestra
José Luis Pérez Negrón
Desde el anuncio de la construcción de la refinería Olmeca que está ubicada en Dos Bocas, Tabasco, hubo una férrea resistencia por parte de los agoreros del desastre y grupos de interés, para quienes la intención por parte del gobierno federal que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador, de dejar concluida esa magna obra en menos de cuatro años, era tan solo “un sueño guajiro”.
Sin embargo, ese reto que tomo la Senadora con licencia y Secretaria de Energía Rocío Nahle García, a medida que fueron transcurriendo los meses, solo con trabajo , resultados concretos y palpables, fue tapando bocas, ya que la obra avanzó conforme al tiempo calendario planeado e incluso en algún momento, con anticipación a los tiempos propuestos.
Además de la refinería Olmeca, para Nahle García el reto es elevar la capacidad de producción de las otras seis refinerías, que llegaron estar en un 30 por ciento de su capacidad de diseño e incluso en la parálisis total en algunos momentos, propósito que se ha venido cumpliendo en el trascurso del sexenio, al invertir en el mantenimiento y modernización de las plantas y equipos de producción.
Aun con el avance de casi el 90 por ciento en la construcción de la nueva refinería y a menos de dos meses de su inauguración, continúan los pronósticos (acaso por desconocimiento o de mala fe), en el sentido de que este proyecto insignia de la cuarta transformación, será más chico del proyectado y sufrirá modificaciones; la Secretaria de Energía ha sido contundente al escribir, que esa magna obra: “ni se achica, ni se modifica”.
Si de lo que se trata es de politizar el tema, hay que recordarle a los actores políticos o los llamados expertos que se oponen al proyecto, que la última refinería que se construyó fue la “Ing. Héctor Lara Sosa” ubicada en Cadereyta Nuevo León y fue inaugurada hace 42 años.
Es decir, durante los anteriores seis sexenios, desde Miguel de la Madrid, pasando por Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón (solo construyó una barda perimetral carísima) y Enrique Peña Nieto, no se construyó una sola refinería y por el contrario se dejó de dar mantenimiento a las ya existentes, llevando al país a la importación hasta del setenta por ciento gasolinas para el consumo nacional.
En los años noventa, México llegó a ser el quinto productor de crudo en el mundo, por eso resulta un contrasentido que aun en esas condiciones, se haya renunciado a refinar nuestro petróleo, apostándole a exportación para tener que importar con el costo del valor agregado los petrolíferos.
Ser autosuficientes en materia de generación de gasolinas, no solo es un tema de carácter económico o de precios de combustibles al consumidor final, esto va más allá; se trata de un asunto incluso de seguridad nacional, habida cuenta de que depender del exterior en esa materia nos hace vulnerables ante una crisis como la vivida por un conflicto bélico como el Rusia y Ucrania, lo cual impacta en los precios internacionales del crudo y por ende de los combustibles.
Esa dependencia puede llevarnos a un punto de parálisis, ante un conflicto diplomático y de relaciones con los países exportadores de gasolinas, particularmente con los estados unidos, que con solo cerrarnos las válvulas del combustible, nos pone en un predicamento económico y de movilidad.
Como van las cosas hasta ahora, la Refinería Olmeca se estará poniendo en marcha el próximo 2 de julio, fecha emblemática para el proyecto de nación que encabeza el presidente López Obrador, ya que se cumplen cuatro años de aquella jornada electoral que lo llevó al triunfo como Presidente de la República.
Sin embargo, quienes solo han hecho pronósticos negativos respecto al destino de la nueva refinería, seguramente están esperando que el primer litro de gasolina se produzca de manera inmediata, por eso es necesario aclarar de una vez por todas, que los procesos en las refinerías y complejos petroquímicos de México y del mundo entero, no operan así.
Lo primero que se tiene que hacer, para que arranquen las operaciones de la refinería, es poner en marcha los servicios auxiliares, es decir tratamiento de aguas, generación de vapor y de energía eléctrica, para estar en condiciones de poder hacer un barrido integral de limpieza, de todas la tuberías y la prueba de los miles de equipos.
Ese proceso seguramente se llevará algunos meses, con el objeto de asegurarse que todos los equipos y las propias plantas de proceso, estén probadas en las variables de operación (presión, temperatura, flujo, niveles, etc.), antes de empezar a producir las diversas gasolinas y derivados del petróleo crudo.
Solo como antecedente histórico y por orden cronológico, la inauguración de las seis refinerías que operan en el país: Minatitlán 1906, Madero 1914, Salamanca 1950, Salina Cruz 1974, Tula 1976 y Cadereyta 1979.
El 2 de julio de 2022, más de cuatro décadas después y más de seis sexenios, México contará con una nueva refinería, con tecnología de punta y que vendrá a ser factor fundamental en la independencia en materia de producción de gasolinas.
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