Urgente que los periodistas tengamos consciencia de quién patrocina a los medios y que los propios medios retomen su carácter social.
Los medios tienen que cumplir tres objetivos: informar, orientar y divertir
Lleva 50 años en el periodismo económico
A principios de 1977 narraba cómo el narco prácticamente gobernaba Tamaulipas
Es jurado presidente del Premio Nacional de Periodismo.
Espera que el IMSS, por fin, le destrabe su pensión
Por Carlos Alberto Duayhe
Ni por dónde empezar con Roberto Fuentes Vivar, con quien, por cierto coincidí –destellos del destino- en los inicios de mi propia carrera periodística y –otros destellos- en la fundación de dos de los más importantes diarios de la Ciudad de México de gran influencia nacional e internacional: unomásuno y La Jornada. Nada nos distancia, no obstante la distancia: coincidimos en admiración y reconocimiento de muchos personajes mujeres y hombres que contra viento y marea fueron o siguen siendo piezas fundamentales en el proceso de democratización del país desde los setentas, hasta hoy, este iniciado 2023. La entrevista iba a ser grabada por teléfono, más Roberto se me adelantó: Mi querido Duayhe, soy Roberto Fuentes Vivar, como nunca me hablaste para la entrevista te voy a responder por escrito.
Y muy en su estilo hace esta acotación:
Primero que nada, quisiera comenzar por el principio. Mi opinión sobre el periodismo actual:
Creo que el periodismo en estos momentos se encuentra en una de las mayores crisis y esta crisis considero que se inició cuando los medios comenzaron a perder su vocación social e informativa, para comercializar la información y publicar en espacios privilegiados como la primera plana noticias económicas fuera de contexto. Es decir con el boom del periodismo económico, en el cual de alguna manera me tocó participar y verme inmerso en él, pero sin perder la conciencia de que el periodismo se debe a la sociedad y no a los grupos que lo financian.
Este boom, creo, ocasionó que los medios se divorciaran de la sociedad en su vertiente informativa. Y aquí vale la pena mencionar que los medios tienen que cumplir tres objetivos: informar, orientar y divertir. Juan José Arreola dijo una vez, en el foro de comunicación social de principios de los ochentas, en el cual yo era secretario técnico de la mesa en que participó el escritor, que los medios deben hacer cultura sin aburrir, informar sin saturar y divertir sin denigrar.
Precisamente por este boom del periodismo económico en los años setenta y ochenta los medios se dedicaron a divertir denigrando, a promover la cultura para sus propios intereses, es decir a fomentar como si fuera cultura a los
personajes de la farándula que eran sus empleados. En lo que se refiere a la información vino, desde entonces, una oleada de información manipulada al servicio de quien financiaba a los medios: Bolsa de Valores y empresas de
alimentos y bebidas.
Sede de la Bolsa Mexicana de Valores
Y precisamente ahí entra el boom del periodismo económico ¿Por qué darle importancia, por ejemplo, a la Bolsa Mexicana de valores? Por la sencilla razón de que, junto con el gobierno, eran de las principales financiadoras de
los medios. Nada más para tener una idea. Cuando Enrique Peña Nieto compraba conciencias mediáticas repartiendo 10 mil millones de pesos anuales en publicidad, nada más los bancos daban 15 mil millones de pesos anuales en publicidad y eso sin contar con las grandes empresas de alimentos y bebidas.
Creo que esos dos sectores, grupos financieros, con todo y sus filiales como bancos, aseguradoras, casas de bolsa, afores, más la publicidad de las grandes empresas, principalmente las vendedoras de chatarra, la publicidad
privada debe andar por 25 mil millones de pesos anuales, aunque no todo va para los medios, pues buena parte se queda en las agencias, ya sean de publicidad, de relaciones públicas o concentradoras de medios.
Entonces ¿Por qué el boom del periodismo económico?
Pues porque los medios tienen que congraciarse con quien los financia. ¿Y qué sucede cuando los medios tienen que responder a sus financiadores? Pues nada menos que se divorcian de la sociedad. Y así sucedió por ejemplo en muchos casos como el crack bursátil de 1987, la privatización de los bancos o el Fobaproa.
Es decir que los medios privilegiaban la información económica que poco o nada tenía que ver con la sociedad y sus bolsillos, pero ocultaban lo que verdaderamente podía interesar a la sociedad. Creo que mucho de ese enfoque que prevalece hasta nuestros días obedece a la contratación de economistas como periodistas, fenómeno que no se ha estudiado lo suficiente y que algún día tendrá que abordarse plenamente.
-¿De quiénes aprendiste?
En cuanto a los periodistas que han influido en mí, lo voy a poner en dos niveles.
Periodismo informativo
En cuanto al periodismo informativo, es decir al noticioso, tuvieron mucha influencia mis primeros jefes como Salvador González Pérez y José Pablo Robles Martínez, quienes fueron mis primeros jefes en El Heraldo de México.
De los compañeros de esa época en el Heraldo recuerdo especialmente a varios reporteros que ya eran experimentados: Alfredo Marrón (quien era quizá uno de los mejores reporteros policiacos y tenía guardado, por ejemplo, los expedientes Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas); Antonio Castellanos (quien guardaba como oro molido y sin cobrar el cheque que les sacó a Los Alarcón luego de un conflicto laboral con ellos) y; a Alfredo Gracia, con quien me tocó cubrir parte de la campaña de José López Portillo. Desde luego recuerdo a Antonio Navarro Zarazúa quien era una enciclopedia
ambulante. De los que están vivos y ya eran experimentados en El Heraldo a mi tocayo Roberto Meléndez y a Jesús Rangel.
Julio Scherer García
Un paréntesis, antes entrar al Heraldo había yo hecho cierta amistad, como de maestro y alumno con Don Julio Scherer García, pues quería yo entrar al Excélsior que él dirigía. No sé si te acuerdas que inmediatamente después del
golpe a Excélsior en 1976, la mitad de los reporteros de El Heraldo se fueron al Excélsior dirigido por el golpista Regino Díaz Redondo. Me invitaron, pero no quise participar en ese, para mí, esquirolaje. Por el contrario, me mantuve
cercano a Scherer y también ¿por qué no confesarlo? a los partidos clandestinos de izquierda, básicamente al PCM. En el Heraldo en esa época los Alarcón me designaron a hacer reportajes especiales y a ser una especie de subjefe de información. Por eso cuando se fundó Proceso, Don Julio me dijo que me mantuviera en El Heraldo, porque él tenía muchos compromisos con quienes se habían salido de Excélsior con él. Un año después se fundó UnoMásUno y así participé en su fundación y en 1984 en el nacimiento de La Jornada, el primer diario fundado directamente por la sociedad y del cual sigo siendo y seguiré siendo defensor, a pesar de las campañas que una parte
de los periodistas hacen en su contra.
En la conferencia mañanera.
-¿Y periodistas que han sido determinantes en tu carrera?
-¿De los grandes periodistas que recuerdo? Desde luego, los grandes maestros que tuve en la escuela de periodismo Carlos Septién García. Nada menos que Manuel Buendía, Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa.
Y alguien que no fue directamente maestro en la Septién, pero que fue el periodista que acercó el periodismo a la literatura, Ricardo Garibay. Sobre ese tema estaba yo haciendo mi tesis de licenciatura hasta que un día me la
robaron físicamente, porque todos los originales los llevaba conmigo en un portafolio para escribir cuando tenía oportunidad. En una de las huelgas que hubo en la UNAM dejé mi portafolio en el coche y cuando salí en la
madrugada me la habían robado.
Otros de los grandes periodistas a los que les guardo un respeto especial son Marco Aurelio Carballo, primer jefe de información de UnoMásUno; Fernando Meraz, el gran cronista de finales del siglo pasado; Carlos Ferreyra, quien escribe casi todos los días sus memorias en Facebook, en un estilo impecable, aunque no coincidamos ideológicamente. No puedo olvidar a Jaime Avilés y a David Martín del Campo. Cuando conocí a David creo que había escrito su novela “Las Rojas son las carreteras” y eso me impresionaba.
También le tengo un gran respeto a Jorge Herrera Valenzuela, quien sí fue uno de mis maestros en la Septién. Desde luego que además de Buendía, Scherer, Granados Chapa y Leñero, dos de mis grandes maestros como periodista, ya como directivo en algún medio, fueron Carlos Payán, de quien siempre estaré agradecido por su bonhomía y por sus enseñanzas y su humanismo de ligar al periodismo, al ser humano y a la sociedad y; Benjamín Wong, de quien tuve la suerte de ser su mano derecha en Novedades, prácticamente hasta que se retiró, poco antes de fallecer.
-Hay mujeres y hombres que han caminado contigo en muchos momentos y campos en tus actividades profesionales, próximos.
-De mis compañeros de vida me gustaría mencionar a Sergio Hernández Gil, quien creo que sigue escribiendo guiones para el Sistema Público de Medios, que dirige Jenaro Villamil, quien, entre paréntesis, creo que fui el primer periodista que conoció cuando él era apenas una adolescente que ya militaba en la izquierda, al igual que yo, cuando trabajaba en La Jornada. Y Néstor Gil, quien fue uno de los pilares para crear la primera Subprocuraduría de Investigación de Crímenes contra Periodistas en la PGR. Los tres Sergio, Néstor yo, hemos asistido, no como periodistas, pero sí como ciudadanos, a la mayor parte de las marchas en favor de López Obrador y del cambio de modelo político y económico. Otros compañeros de vida son desde luego Carmen Lira, a quien conocí como reportera hace algunos ayeres; Blanche
Petrich, con quien coincidí en la escuela y en un grupo que creó Manuel Buendía y más tarde en la fundación de UnoMásUno y La Jornada; el patán, Miguel Ángel Velázquez, con quien también coincidí en la fundación de UnoMásUno y La Jornada. Los tres están todavía en La Jornada.
Del UnoMásUno inicial
Desde luego del primer UnoMásUno, hay tres periodistas que recuerdo con especial agradecimiento. Primero, Manuel Becerra Acosta, a pesar de su humor cambiante. Segundo, Eduardo Deschamps, un gran periodista poco reconocido. Tercero, Carlos Narváez, quien creo que era el mejor cabecero de primera plana en los medios nacionales.
Periodistas económicos
-Dentro del periodismo económico, en el que llevo más de 40 años, hay muchos que ya han sido reconocidos, porque fueron los pilares de ese boom que te mencionaba, pero hay otros que son pilares de un periodismo económico para la sociedad y no solo para los poderes, formales o fácticos.
Poco se les menciona por lo que creo que es importante reconocerlos.
Uno de ellos es Carlos Fernández Vega, quien sigue haciendo la columna económica de la Jornada.
Otro es Juan Antonio Zúñiga, quien a pesar de haber estudiado Economía no se dejó seducir por el poder económico, sino por el periodismo y el reporterismo como profesión.
César Castruita, con quien nunca coincidí ideológicamente pero que fue mi gran amigo.
También Alejandro Ramos, quien tuvo la inteligencia para dirigir la primera época de El Financiero.
Paco Gómez Maza, Memo Mora Tavares y Édgar González. Los tres tuvieron un gran papel en el periodismo económico y hasta la fecha se mantienen sin ser cooptados por el poder económico.
Desde luego respeto a muchos periodistas más jóvenes como Roberto González Amador, quien antes de ser jefe de la sección económica de La Jornada era un reportero de referencia, porque tampoco se dejaba seducir por ninguno de los poderes. Hay dos mujeres que me han impresionado en los últimos años: Jesusa Cervantes y Guadalupe Correa.
-De los defensores del gremio periodístico en el país- de tan difícil y hasta riesgoso ejercicio como lo sabemos- ¿a quiénes refieres?
-Dentro de los periodistas que más han luchado por el gremio creo que hay que reconocer principalmente a Pepe Reveles, quien ha sido el gran defensor de los derechos de los periodistas desde hace ya 50 años.
A la cuarteta que forman Tere Gil, Humberto Musachio, Rogelio Hernández López y Jorge Meléndez.
Creo que ellos, junto con Raúl Correa y Miguel Badillo, han sido de los principales luchadores por los derechos de los periodistas y han logrado algo que hace años era impensable: que la cláusula de conciencia se inscriba en las leyes como la capitalina. Hay muchos otros compañeros periodistas que de momento no recuerdo, pero que sé que algún día serán reconocidos.
-Roberto, vuela el tiempo. ¿Y tus reconocimientos? Fuiste jurado presidente del Premio Nacional de Periodismo.
-De los reconocimientos que he recibido, quizá el más importante es que información mía ha sido utilizada como referencia para casi una treintena de libros y tesis profesionales y hasta para iniciativas de ley o hasta para
programas oficiales.
El caso más reciente es que dentro del programa para brindar seguridad social a periodistas que se instrumentó el año pasado, parte de la información para el diagnóstico fue publicada, como exclusiva, por mí, como el dato de cuántos periodistas había el año pasado según el INEGI.
Otros reconocimientos: ser maestro de Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Ser secretario técnico de una de las mesas para el gran Foro de Comunicación Social que se realizó en la primera mitad de los ochentas.
Recientemente ser designado como jurado presidente del Premio Nacional de Periodismo, el único que tiene un jurado integrado por profesionales y académicos por lo que es el único reconocimiento de la sociedad a lo mejor del gremio.
Integrantes del jurado del Premio Nacional de Periodismo.
-Has tenido a lo largo de tu carrera, a través de notas, reportajes, artículos, columnas, muchos logros ¿puedes mencionar algunos?
-De mis trabajos periodísticos los que más recuerdo: de hace muchos años, mi último reportaje de El Heraldo en donde ya a principios de 1977 narraba cómo el narco prácticamente gobernaba Tamaulipas.
Más tarde, en La Jornada, los reportajes que elaboramos Carlos Fernández Vega y yo destapando la cloaca del crack de 1987.
De esa época la nota exclusiva de que Carlos Salinas iba a privatizar la banca.
Salinas, por todos los medios intentó desmentir la información, pero finalmente la historia me dio la razón: se privatizaron los bancos.
Ya recientemente recuerdo una columna en la que hacía yo un réquiem por el Sanborns San Ángel, poco después de la pandemia. La columna se hizo viral y provocó muchas reacciones de intelectuales y de la sociedad en las redes sociales. Los publirrelacionistas de Sanborns trataron de desmentirme.
Sin embargo, hoy se puede corroborar: Sanborns San Ángel pasó a mejor vida, aunque quizá en un futuro traten de rescatarlo en otro inmueble.
-¿Qué sigue para el periodismo?
-Esperar que los propios periodistas tengan consciencia de cómo los poderes ya no el poder político encabezado por el presidente, sino los poderes fácticos, siguen seduciendo los medios de comunicación, muchas veces en contra de la sociedad. Ojalá en un futuro se termine con esa seducción motivada por el comercialismo y los intereses económicos de unos cuántos.
Periodismo colaborativo
Incluso creo que también hay que tener consciencia de que muchos de los grandes trabajos periodísticos, esos que son producto del llamado periodismo colaborativo y en los que varios medios se unen para hacer un gran reportaje de calidad incuestionable, pueden tener atrás algunos intereses como las agendas que manejan las financiadoras del periodismo que a su vez pueden ser financiadas por organismos de dudosa reputación y que han promovido incluso golpes de estado en algunos países.
-Roberto, nos acercamos al último gran horizonte.
-En cuanto al futuro para mí. Yo seguiré siendo periodista hasta que me muera o físicamente ya no pueda ejercer.
Pensión en el IMSS ¿cuándo?
En mi futuro inmediato se encuentra mi prioridad que es lograr una pensión, no jubilación, aclaro, que no puedo lograr porque el IMSS por una rara circunstancia me niega la posibilidad de una pensión. Ojalá antes de que termine el gobierno de López Obrador, quien siempre ha luchado contra las injusticias, ayude a evitar esa injusticia que me tiene vetado por el IMSS para lograr la pensión que me corresponde.
Mensaje final
El mensaje final sería reiterar la urgencia de que los periodistas tengamos consciencia de quien patrocina a los medios y que los propios medios retomen su carácter social por encima del mercantilismo puro. ¿No es mucho
pedir? ¿O sí?
Roberto Fuentes Vivar: El Filósofo del Metro, ha sido jefe de las secciones financieras de los diarios La Jornada, Novedades, unomásuno, El Nacional y la revista Época. Actualmente es colaborador, Radio Educación y de los
diarios Milenio, Índice Político, Al Momento, entre otros.
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