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Tuve

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Magno Garcimarrero

Tuve una amante gris, como las tardes

que pasaban abajo del alero

de una vieja casona

que, en febrero

era gélida, triste, sin alardes.

Era como un estar, aún sin estarlo

por cien años contados en retratos.

También tuve una amante efervescente

famélica de amores y arrebatos,

con ella nos ahogábamos a ratos

en un hambre de piel incandescente.

Aún conservo su voz, sus desacatos

y un no sé qué, que se quedó pendiente.

Tuve también un ala sin retorno

por una sola vez de amor perverso,

llegó y voló, dejándome este verso

con un adiós palmeado sobre el hombro.

Ahora vuelve en un sueño, tan intenso

que no se si la sueño o si la pienso.

Una ilusión también, sin carne y hueso

tuve… o no tuve, por decir lo cierto

llenó mi corazón de desconcierto

con la luz de sus ojos y, sólo eso.

Amante de a mentiras, pobre necio

espejismo de sed en el desierto.

Tanto tuve, que tuve que olvidarlo

para vivir en paz con mi presente,

hoy que llega el otoño fatalmente

nada me hace infeliz ni nada extraño.

Tolero los recuerdos y el olvido

dejo a todos vivir y solo vivo.

M.G.

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