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Claves sobre la bacteria silenciosa que podría causar desde gastritis hasta cáncer de estómago

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El Dr. Mauricio González, con práctica en Nueva York, es un médico con triple certificación en Medicina Interna, Medicina de Emergencia y Medicina para la Obesidad. Este texto fue publicado originalmente en AARP, una organización sin fines de lucro dedicada a mejorar la calidad de vida y la salud de las personas mayores de 50 años.

La Helicobacter pylori, más conocida como H. pylori, puede vivir en tu estómago por décadas sin mostrar síntomas; sin embargo, de no ser tratada, puede ocasionar daños, algunos irreversibles, desde una gastritis crónica o una úlcera hasta el cáncer.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), alrededor de dos tercios de la población mundial tiene H. pylori. En Estados Unidos, los hispanos están entre los grupos más afectados por la infección. Asimismo, los adultos de origen asiático, negro e hispano presentan una mayor susceptibilidad a la infección por H. pylori y enfrentan un riesgo dos a cuatro veces superior de contraer cáncer gástrico. La prevalencia es de un 50% en adultos mayores de 60 años en comparación con un 20% en los más jóvenes de 30 años.

Dado que miles de millones de personas en el mundo alojan esta bacteria, es importante saber qué pasos dar para tratarla y para evitar su contagio. Aquí respondo a algunas de las preguntas más frecuentes sobre esta infección.

Es una bacteria que tiene forma de espiral y crece en la mucosa, la capa que reviste el interior del estómago. El ácido que produce el estómago no permite que muchas bacterias sobrevivan allí, sin embargo, la H. pylori tiene la habilidad de neutralizar la acidez del entorno y evitar que el sistema inmunitario la destruya.

En la mayoría de los casos, la bacteria se adquiere durante la infancia, especialmente al ingerir alimentos o agua contaminados. También se transmite de una persona a otra mediante contacto oral o con materia fecal, la saliva o el vómito.
No sabemos exactamente por qué sujetos de diversas comunidades como los hispanos tienden a tener más incidencia de H. pylori, quizás sea una mezcla entre más exposición ambiental a la bacteria y susceptibilidad genética. La buena noticia es que la mortalidad por cáncer gástrico en latinos ha disminuido significativamente en las últimas dos décadas.

SÍNTOMAS
A través de pruebas de sangre, aliento y de las heces. En los casos con enfermedades gástricas, es posible que el médico recomiende una endoscopía, que muchas veces, suele ser acompañada por una biopsia.
Como expliqué anteriormente, la H. pylori puede alojarse en el cuerpo sin causar síntomas. Sin embargo, si llega a romper la capa protectora interna del estómago puede provocar:

  • Hinchazón
  • Náuseas
  • Pérdida de peso
  • Gastritis
  • Una úlcera péptica, que causa un dolor persistente y ardiente en la boca del estómago.
  • Anemia
    La Cleveland Clinic estima que el 40% de las úlceras estomacales están vinculadas con la bacteria H. pylori. En los adultos mayores puede causar anemia por la deficiencia de hierro y falta de vitamina B12 que se experimentan con la edad.
    Varios estudios concuerdan que las personas con infección crónica por H. pylori tienen mayor riesgo de presentar cáncer de estómago o gástrico, especialmente los identificados como adenocarcinoma gástrico y el linfoma gástrico de TLAM. El cáncer de estómago es el quinto más común en el mundo y es la cuarta causa de muerte. Este año 2023, se calcula que unas 26,500 personas en EE.UU. recibirán un diagnóstico de cáncer de estómago y que 11,130 morirán por esta enfermedad.
    No hay una respuesta científica exacta de por qué la H. pylori causa cáncer de estómago, pero hay sospechas de que la inflamación que produce la bacteria predispone a las células del revestimiento del estómago a que se vuelvan cancerosas.

TRATAMIENTO
Desde 1994, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó la H. pylori como carcinógeno humano o sustancia cancerígena y en el 2021 se ratificó en los Estados Unidos dentro de la “lista de sustancias” que causan cáncer. Sin embargo, las investigaciones para determinar la posible relación entre la infección y el riesgo de contraer cáncer de páncreas y colorrectal continúan.

El tratamiento más común es una combinación de antibióticos y medicamentos reductores de ácidos. Es importante que la persona al terminar el tratamiento vuelva a hacerse la prueba para comprobar si la bacteria ha sido erradicada. De acuerdo con reportes, aproximadamente el 50% de los adultos mayores con la bacteria lograron erradicarla después de someterse al tratamiento.

Uno de los retos del tratamiento con antibióticos en pacientes de edad avanzada es la probabilidad de reacciones adversas a los medicamentos por lo que se recomienda que los adultos mayores evalúen con su médico cuál es el tratamiento individualizado más efectivo.

Aunque no hay una dieta específica recomendada, cuando hay infección con la H. pylori los estudios preliminares indican que los probióticos contenidos en alimentos como el yogur, kéfir, chucrut, kombucha, miso o tempe, pueden ayudar. Las frutas y verduras con alto contenido de flavonoides, o polifenoles, aumentan la mucosidad que protege el recubrimiento del estómago.
Las dietas ricas en fibra y con bajo contenido de grasas y azúcares, en contraste con las occidentales ricas en grasas, favorecen la salud intestinal. Estas dietas impulsan el desarrollo de bacterias positivas, fortalecen la barrera mucosa y mejoran la respuesta inmunitaria, al mismo tiempo que reducen las reacciones inflamatorias.

Evita el alcohol, alimentos grasos, comidas fritas o muy picantes.

Se trata de una bacteria que tiene forma de espiral y crece en la mucosa, la capa que reviste el interior del estómago CIBER

  • Lavarse las manos antes de las comidas y después de usar el baño.
  • Comer alimentos bien lavados y cocinados adecuadamente.
  • Consumir agua de fuentes limpias y seguras.
    Mi recomendación es, que si tienes úlcera gástrica o de duodeno o has tenido antecedentes de este tipo, consideres hacerte una prueba de detección. Es importante que lo converses con tu médico. No olvides que un tratamiento inadecuado o innecesario puede aumentar la resistencia de la bacteria a los antibióticos.
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