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Esto es poesía

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Roberto Sosa, Honduras, en 1930-2011.

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Uno de los poetas centroamericanos más reconocidos. Su escritura refleja con mucha claridad sus preocupaciones sociales, morales y existenciales. Su poesía, desprovista de ornamentos y artificios retóricos, casi conversacional, expresa las emociones de manera llana y directa.

Autor de Muros, Mar interior, Los pobres, Un mundo para todos dividido, Obra completa, Diálogo de sombras, Prosa armada, Máscara suelta, Hasta el sol de hoy, Antología personal, Digo Mujer, entre otros libros. Obtuvo entre otros reconocimientos el premio Casa de las Américas y el Adonais.

***

Malditos bailarines sin cabeza

Aquellos de nosotros

que siendo hijos y nietos

de honestísimos hombres de campo,

cien veces

negaron sus orígenes

antes y después

del canto de los gallos.

Aquellos de nosotros

que aprendieron de los lobos

las vueltas

sombrías

del aullido y el acecho,

y que a las crueldades adquiridas

agregaron

los refinamientos de la perversidad

extraídos

de las cavidades de los lamentos.

Y aquellos de nosotros

que compartieron (y comparten)

la mesa

y el lecho

con heladas bestias velludas destructoras

de la imagen de la patria, y que mintieron o callaron

a la hora de la verdad, vosotros,

-solamente vosotros, malignos bailarines sin cabeza-

un día valdréis menos que una botella quebrada

arrojada

al fondo de un cráter de la Luna.

***

De niño a hombre

Es fácil dejar a un niño

a merced de los pájaros.

Mirarle sin asombro

los ojos de luces indefensas.

Dejarle dando voces entre una multitud.

No entender el idioma

claro de su medialengua.

O decirle a alguien:

es suyo para siempre.

Es fácil,

facilísimo.

Lo difícil

es darle dimensión

de un hombre verdadero.

***

EL AIRE QUE NOS QUEDA

Sobre las salas y ventanas sombreadas de abandono.

Sobre la huida de la primavera, ayer mismo ahogada

en un vaso de agua.

Sobre la viejísima melancolía (tejida

y destejida largamente) hija

de las grandes traiciones hechas a nuestros padres y abuelos:

estamos solos.

Sobre las sensaciones de vacío bajo los pies.

Sobre los pasadizos inclinados que el miedo y la duda edifican.

Sobre la tierra de nadie de la Historia: estamos solos

sin mundo,

desnudo al rojo vivo el barro que nos cubre, estrecho

en sus dos lados el aire que nos queda todavía.

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