Además de la derrota de México ante Argentina el pasado sábado, en que muchos no pudieron evitar derramar una que otra lágrima o un mucho de bilis, se ha pretendido desviar la atención criticando al argentino Lionel Messi al grado de quererlo subir al ring con Saúl «Canelo» Álvarez, por el descuido de haber rosado de manera accidental con el pie una playera de la selección mexicana, que previamente había intercambiado con Andrés Guardado; el otro tema que ha acaparado los medios es la marcha organizada por el gobierno federal con motivo del Cuarto Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y en la cual participaron seguidores y simpatizante de todos los estados del país, no nada más de la Ciudad de México.
En esta ocasión el secretario de gobierno de la Ciudad de México, abogado de profesión, Martí Batres sí contó bien a los asistentes al declarar que según su cálculo preliminar: “Todavía sigue llegando muchísima gente, pero en el primer conteo que tenemos calculamos más o menos un chingo y dos montones”. Esta vez evitó equivocarse, porque al parecer no sabe contar bien, toda vez que en la marcha organizada por la sociedad civil dos semanas antes en defensa del INE, el mismo Batres calculó que había entre 10 mil y 12 mil personas nada más, cuando en realidad hubo más de doscientos mil. Habría que preguntarle, aunque sea a Wikipedia, qué significado tiene “un chingo y dos montones” para poder hacer la comparación.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México y anfitriona del evento, Claudia Sheinbaum se fue un poquito más arriba al declarar, casi oficialmente, que habían sido más de 1. 2 millones de personas. Ella sí podría tener un dato más exacto, puesto que estuvo repartiendo tortas y a cada uno le iba diciendo de qué estado provenía la torta que le estaba entregando.
Sin embargo, el Presidente de la República fue más inteligente y cauto al declarar que no importa el número de participantes en la marcha, que lo que realmente importa es la participación en el 24 y durante la mañanera dijo: «No somo uno, no somo cien, cuéntanos bien”.
En la llamada marcha en defensa del INE hubo una participación mayor tanto en cantidad como cualitativamente, toda vez que solamente participaron personas radicadas en la Ciudad de México, que no hubo acarreados de otros estados, ya que se realizaron marchas similares en las capitales de los estados. En el caso de la marcha llamada de la Celebración, ésta se realizó nada más en la capital del país y contó con la participación de funcionarios, partidarios y acarreados de todos los estados donde hay gobiernos morenistas, de manera que se perdió la espontaneidad que tuvo la primera marcha.
Lo cierto es que el Presidente de la República dio muestras de fortaleza tanto política como física, toda vez que caminó durante cinco horas por el Paseo de la Reforma desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo, bajo los intensos rayos del sol y no aceptó que lo llevaran en su auto, porque el cometido era a todas luces darse un buen baño de pueblo como hace mucho tiempo no lo hacía. Y como él mismo dijo en la mañanera “Ya estoy chocheando, pero todavía tengo muchos deseos de vivir”. Y ante la pregunta de una reportera ¿Este fue un ejercicio para que próximamente pueda hacer otra marcha, señor presidente? El Presidente respondió: No sabemos, no sabemos qué nos depara el destino.
Es poeta, redactor y fotógrafo originario de Puebla, radicado en Coatzacoalcos, Veracruz. Ha escrito varios libros de poesía y narrativa como Archivo de Sueños, Corazón de Metal y El Lugar Común, así como el poema Viajar es Regresar.