Mis queridos lectores, es respetable el sentir de cada persona hacia a cualquier tema, pero también es muy cierta la frase de Bob Marley cuando dijo “El respeto de uno, termina donde comienza el respeto del otro”.
Hace unos días se armó una controversia en las redes sociales acerca de la posible eliminación de los concursos de belleza, por una iniciativa que presentó la diputada del PRD, Frida Esparza Márquez en la que decide declarar como violencia simbólica las acciones en donde se evalúe la belleza o apariencia de las mujeres, niñas y adolescentes a través de patrones estereotipados. En el documento que presentó la diputada afirma que la violencia simbólica se define como: “la expresión, emisión o difusión por cualquier medio, ya sea en el ámbito público o privado, de mensajes, patrones, estereotipo, signos, valores icónicos e ideas que transmiten, reproducen, justifican o naturalizan la subordinación, desigualdad, discriminación y violencia contra las mujeres en la sociedad”.
Es muy probable que la diputada, así como muchas personas tenga una idea errónea de cómo son en verdad los certámenes de belleza hoy en día, o se hayan quedado con la idea de cómo eran los certámenes de belleza del pasado. Pero no puedes juzgar a nadie por lo que fue.
Los certámenes de belleza han evolucionado así como lo ha hecho la mujer, es verdad que antes solo se fijaban en una cara bonita, una sonrisa brillante y el famoso 90-60-90. Hoy en día los concursos de belleza son una plataforma para alzar la voz, para luchar por tus ideales, para ayudar a una comunidad pero sobre todo hacer un cambio verdadero en la sociedad y han acabado con un estereotipo que todos hemos escuchado “Las bonitas, solo son bonitas” demostrando que una mujer no solo tiene sus cualidades físicas, si no que puede lograr todo lo que se proponga.
Quienes han estado dentro de un concurso de belleza no me dejarán mentir, entras a la competencia siendo una y sales totalmente cambiada y no hablo del físico pues regularmente solo duran unos días las concentraciones, hablo mentalmente, estas plataformas te inyectan seguir luchando por ti, por los demás. Ganes o pierdas, eso es lo de menos, la inseguridad se esfuma, haces amigas en vez de enemigas, apoyas a los demás y disfrutas el regalo que es ser mujer. Siendo no solo plataforma de belleza, si no una fuente de empleo porque existen miles de personas detrás de un concurso, personas talentosas desde diseñadores de moda, maquillistas, peinadores, asociaciones civiles, boutiques, especialistas, maestros, etc. No solo es una cara bonita, ni es caminar bien en tacones implica defender una causa y alzar la voz por cientos de personas, por los que no pueden. Un concurso de belleza no genera violencia, un concurso de belleza te empodera.
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