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“Operpalais» avenida Unter Der Linden Berlin 1992

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Por Margarita Peña

El día 5 de septiembre de 1992 como que no hizo frío en la ciudad de Berlín. Y me estoy refiriendo a la de los dos Berlines, que ahora hace ya, 3 años, a partir de noviembre del 89 (no olvido que yo estaba en Bloomington , Indiana USA) y vi esa noche en televisión, cómo el muro, (..golpe a golpe, piedra a píedra)…es una sola, que los alemanes no pueden olvidar.

Los de antes, y los de hoy, que ante las dudas sobre la confusión económica social, no saben qué va a pasar.

El sábado 5, un grado sobre cero, el menos frío de todos, los que he estado aquí desde fines del mes de noviembre, muy distinto de ayer en que en medio del aguanieve que caía a eso de las 6 de la tarde, empezando el viaje a través de Berlín.

Ahora, sentada en una mesa del OperaPalais, Operakafee, me dijo B al darme el lugar como punto de encuentro. Pudiera ser que todo cambiara cuando no haga frío; El, aburrido, la actitud de los berlineses. Claro, como que se arreglan más. O se les nota más. Se calan medias delgadas y transparentes y hasta he visto a una vestida con un sharming color negro.

Ellos como que no lucen mucho, pero sí, como que todo mundo está de mejor humor. El autobús que me trajo hasta Alexander Platz y la Isla de los Museos, está a reventar de alemanes , pasajeros comunes por lo demás, que colmaban las paredes y arranques del chofer, lo insultaban en voz alta, un diálogo de una moza en estas latitudes.

Como aquí en el OperaPalais que bulle de ánimos¡, en su cálido interior con una clientela inusitada. Por lo pronto, que se sepa que es un café anexo al Hotel de la Opera, , en este sentido, semejante al bar del hotel Capri de la Habana. Al Niet Hall desaparecido justo al de su correspondiente Hotel del Prado en CDMX.

Este, ubicado en Berlin Este, en Unterderlinden, en la calle principal de Berlin Universitat, frente al Museo Pergamon cerca de la Universidad Humboldt y de la Biblioteca Pública. En el mismo corazón del viejo, asediado, bombardeado y ahora restaurado Berlin. Al paso de los años, épocas y generaciones.

A mi lado izquierdo se sientan las señoras viejitas y un señor en torno a ellas, que algo comentan cuando se libera de la onerosa capa, el sombrero y los guantes. Es más joven que ellas.

En 1986, con Fedor, estuve en Alexander Platz, en la RDA, en el único café abierto, donde todos los comensales, se miraban de reojo, ante la presencia de la Stasi siniestra y onmipresente. Habíamos recorrido el Museo de Historia. Los dólares convertidos a marcos orientales, tenían que gastarse, por orden del guía de turistas. Nos los tomamos en Vodkas en el hotel de los espías de John Le Carré. En este mismo OperaPalais aquí en Unter der linden, cerca de la puerta de Brandenburgo.

Al retornar a Berlin Occidental en Metro, por la noche, ya no alcanzaban los marcos del este, moneda socialista. La boletera enfurecida, nos aventó los dos boletos para cruzar al otro lado, ya que pudo haberse metido en problemas si esos dos mexicanos despistados se hubieran quedado en territorio oriental esa noche, violando la ley, dado que la visa de turista era sólo por un día. Tras superar la angustia y tensión, lo primero que se avistaron fueron las porno shops en Kudam Strasse, Kudam.

Temprano por la mañana de ese otoño, el autobús, explorado por dentro y por fuera por los soldados de la RDA, en el checkpoint Charlie, se había ido, dejando a los dos con el resto de turistas, en los solitarios parques y plazas de Berlin Este. Alli, dos soldados vestidos de gris recordaban a los guardias prusianos y montaban guardaba en el monumento a los soldados rusos caídos en la toma de la ciudad en 1945.

Era una ciudad sin gente, toda gris. Poco habitada. Se respiraba cierta tensión en el aire. Como turistas mexicanos, nunca imaginamos que tres años después de ese septiembre de 1986, caería el muro, para siempre.

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