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“¿QUERÍAN PRUEBAS? PUES ESTARÁN EN MI SEGUNDO LIBRO”: ELENA CHÁVEZ

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Segunda y última parte

                                                                                   Elvira García

              A la mitad de esta charla, Elena ha soltado un poco la tensión y el cuerpo; habla más rápido, pero sigue utilizando el artículo “él”, para referirse a Andrés Manuel López Obrador. No sé por qué lo hace, pero supongo que para ella, “él” es alguien a quien no querría tener cerca.

              Elena Chávez sonríe y me deja conocer a uno de sus nuevos compañeros de casa: se llama Brook, uno de los perros que ha rescatado de la calle; hoy, ocho viven con ella. En realidad, llevaba una vida sin sobresaltos, hasta que un día decidió escribir: «El rey del cash«. Y todo se trastocó en su otrora apacible vivir.

              -En una de tantas entrevistas que has dado, dices tenerle temor al círculo más próximo a López Obrador, porque “ya sabes cómo son”. Dime ¿cómo son?      

               -Platiqué con una persona cercana a ellos, que ya no está trabajando con ese grupo, y me comentó que ni se me ocurriera escribir nada porque me mandaban matar. Le dije, ¿es en serio? Afirmó: “sí claro”. Pero yo no sé si sean capaces. Más bien creo que, sí no es matar, sí me pueden cuadrar un delito para meterme a la cárcel, como lo hicieron con Rosario Robles, que la encarcelan sin siquiera comprobarle los delitos que le estaban imputando y la dejaron ahí tres años.

              -Afirmas que vas dos pasos adelante de lo que el grupo de AMLO podría estar planeando contra ti, ¿cuál será tu estrategia cuando dejes de estar en el centro de la atención?

              -Si te lo digo, se van a enterar…

              -Bueno, ¿tienes plan B?

              -Por supuesto, no puedo quedar esperando a que… Yo no imaginaba esta reacción a mi libro, ni andar en la boca de todo el mundo. Mi única intención es, como dije, que los mexicanos abran los ojos para que miren cómo está el país con quien nos gobierna actualmente. El boom de: «El rey del cash» me lleva por rumbo desconocido y distinto, pues yo siempre he tenido una vida apacible, tranquila, sin escándalos. Soy activista por el bienestar de los animalitos, y meterme en el torbellino no es fácil, lo estoy sobrellevando, pero claro que tengo mi plan B. No me puedo quedar de brazos cruzados, expectante, a que vengan por mí. Acuérdate de lo que dice el presidente: “Yo tengo un escudo que es el pueblo”, y según yo, eso significa: “Pueblo, vayan por Elena”. Porque desde el punto de vista de mi trabajo, de mi trayectoria y mi vida, ¿qué me pueden encontrar?; estoy segura que ya estuvieron buscándome algo, pero no lo hallaron. No tengo nada qué ocultar, ni dinero ni nada. Si ya vieron mi cuenta de banco, yo creo que hasta tristeza les dio (y Elena ríe).

“Me hice chiquita para que César creciera”

              -¿De qué vives desde que te separaste de César Yáñez y hasta hoy?

              -César nunca me mantuvo; siempre he trabajado y he sido una mujer independiente, incluso llegué a ganar más dinero como periodista que él, pues tuve muy buenos salarios y trabajaba hasta para dos ediciones simultáneamente. Soy una persona muy movida; después que él se fue, puse en mi casa un cafecito, que se llamó «El Café de Lucas«, con karaoke y todo; hacía yo hasta chapatas que me quedan muy sabrosas. Yo tengo perritos qué mantener, no tuve hijos pero sí animales. Cree la fundación «Nueva Vida», que estuvo por allá en Topilejo; atendíamos sólo a hembras con sus cachorros; la tuve que cerrar y vendí el terreno; con eso he sobrevivido los últimos años. Y cuando salía algo de periodismo, lo hacía; trabajé para ContraRéplica un tiempo, con una columna política, y luego algunas diputadas me pedían alguna iniciativa y la hacía.

              -Tu libro se está vendiendo mucho y te dejará buen dinero por regalías.    

              -No lo sé; yo le digo a Dios: lo que tú me mandes lo agradezco infinitamente. Dicen que cocino muy bien, a César le hacía sus platillos favoritos; alguien me dijo que yo había sido más que una buena esposa, y le respondí: “Esa es mi satisfacción; cumplí como una buena pareja y, además, me hice chiquita para que él creciera, porque yo llevaba mi carrera en ascenso, pero para apoyarlo me hice chiquita.

              -Y ¿cómo ves a César Yáñez ahora, a la distancia?

              -Lo único que sé es que es que trabaja en la Secretaría de Gobernación; de su vida personal no sé nada ni me interesa. Tengo siete años que me separé de él; no he tenido otra pareja porque creo que las experiencias enseñan, y aprendí. LLevo mi vida sola, pero soy feliz. Y estoy tranquila.

              -¿Querías que César se casara contigo, dime la verdad?

              -Jamás. Él venía de un matrimonio, y su separación no le fue fácil. Cuando decidimos vivir juntos, quedamos en que no íbamos a casarnos porque un papel no signifca nada y, al contrario, te acarrea muchos problemas. Antes de César, tuve una primera pareja; me casé por lo civil y la iglesia. Y tiempo después, mi separación fue amable, tersa. Muy distinto a lo que padeció César el su trámite de divorcio. Y decidí que no me interesaba un papel.

“Yo le pedía y le pido a Dios por López Obrador”

              -Como católica y pareja de Yáñez, ¿te afectó saber que López Obrador y su grupo cometían, presuntamente, dos pecados capitales: mentir y robar?

              -En aquel entonces, yo decía, y lo reitero ahora: “Señor, confío mucho en ti, y te pido liberes a esa persona de sus ambiciones y de sus engaños” Esa era una petición constante que yo le hacía a Dios.

              -¿Ah si? ¿Le pedías a Dios por López Obrador?

              -Sí, y todavía ahora lo hago. Dicen que las bendiciones ayudan a cambiar a las personas, y yo creo mucho en Dios porque… viendo las cosas a distancia, no fue César el que me dejó. Cuando me di cuenta de todo lo que pasaba, y le dije a César: “vete”, pienso que fue Dios quien me alejó de ellos. Dios decide nuestro destino, Elvira; Dios nos quita lo que nos daña. Y quedé agradecida con Dios. Así que, entre Dios, mi perro Lucas, mi médico y mis amigas solidarias y entrañables, pude salir adelante.

              -¿Crees que alguna vez tu petición de católica tendrá efecto sobre AMLO?

              -Para que haya efecto de una petición que se le hace a Dios,  la persona a la que va dirigida debe tener abiertos el corazón y la mente, y creo que el señor (López Obrador) no los tiene abiertos. Es una plegaria que sistemáticamente he hecho, para que él y su grupo puedan salir de donde están. Pero eso no va a pasar, porque su corazón está cerrado y oscuro; no va a pasar, porque Dios no te obliga. Si tuvieran abierto el corazón y la mente, no serían así, como son.

              -¿Dónde entonces, según tú, tiene puesto su corazón López Obrador?

              -No sé, pero su corazón definitivamente es duro. Un hombre que dice que le preocupa el pueblo, no entiendo por qué no le duelen los niños que han muerto por cáncer, a falta de medicamentos; o las mujeres que, llorando, protestaron cuando le quitó el apoyo al FUCAM. ¿No le lastiman todos los muertos a causa de su política de abrazos? ¿No le duelen los desaparcidos, ni las mamás que van a su encuentro y hasta se le hincan pidiéndole por sus hijos? Andrés Manuel López Obrador posee un corazón cerrado y duro.

              -Y, ¿su mente?

              -La tiene en la obsesión de mantener el poder; ya probó las mieles de los que tanto criticó, de los lujos, pues vive en el Palacio Nacional, lo más caro que hay en el país. No sé si no alcanza a comprender que, si logra conseguir todo lo que se propone, no va a pasar como el mejor presidente de México, sino como el peor y, además, el karma se lo va a cobrar.

“El señor es rencoroso y vengativo”

              –¿Cómo es tu vida hoy, Elena?

              -Ahorita con el libro está movida, pero soy una mujer a la que le llena mucho lo que hace. Para mí, cambiar la vida de algunos animales me da mucha satisfacción, siento que es mi misión, y quisiera seguir cumpliéndola, si tengo oportunidad y recursos. Continúo viviendo en la misma casa, vendí los muebles que tenía, me quedé con poco mobiliario, y me deshice de mis apegos, porque hasta lo material es apego; sólo tengo lo indispensable.

              Elena detiene un momento la entrevista; sale de la pantalla de la computadora y vuelve con una perrita que, me dice, se llama Brook. Me cuenta que acaban de operarla pues se le rompió una patita. Y ya no me mostró los siete cachorros restantes.

              -Cuando vendí mi fundación «Nueva Vida«, me dolió mucho porque perdí la oportunidad de encontrarle un techo a más perritos. Di en adopción casi 500 cachorros. Hoy ocho mascotas viven conmigo; antes estaban en la calle, ahora tienen comida, techo y alguien que los quiere.

              -¿Seguirás en México, Elena?

              -Yo espero que sí; quiero a mi país, pero también estoy consciente de que… pues… me la están guardando… el señor es rencoroso y vengativo. Y si yo veo que mi vida está en riesgo… tomaría decisiones.

              – Tú ¿te estás cuidando?

              -Casi no salgo; me traen y me llevan de la editorial. Me mantengo en casa haciendo muchas cosas porque, a partir de «El rey del cash«, me llegó mucha información.

              -¿Vas a escribir una segunda parte?

              -Pues querían pruebas, ¿no? Dicen que mi testimonio no comprueba nada; entonces sí saldrá un segundo volumen con muchas pruebas. Estoy ocupada en hacer investigación para verificar la información que me ha llegado

              -¿Serás una periodista defendiendo tu derecho a seguir expresándote?

              -Yo hace mucho dejé de ser la ex de alguien. Soy Elena Chávez González. Algo muy importante: «El rey del cash» salió el 10 de octubre, y el presidente López Obrador no me ha desmentido en todos estos días. Afirmó que era un libro sentimental, después  dijo que quizás podía yo tener o no pruebas, pero él no ha dicho que yo esté mintiendo. Le ha molestado mucho que me entrevisten tanto, pues sabe que eso que digo en mi libro es mi verdad. Y quien la quiera conocer, qué bueno. Y quien no me crea, pues está también en libertad de hacerlo.

              -Qué sigue para ti, Elena? ¿Cómo te ves en unos diez años?

              -Yo me veo escribiendo libros, es apasionante porque ahí no hay censura.

              -¿Se fue la tristeza?

              -No hay tristeza, se fue hace mucho tiempo. Tuve una gran oportunidad cuando una amiga me recomendó ir a la Asamblea Constituyente de la CDMX, a defender a los animales; me convertí en diputada constituyente externa. Y logré incluir a los animales en el artículo XIII, inciso B, reconociéndolos como seres sintientes. Para mí, eso ha sido mi mayor logro. Y quiero seguir luchando por todos los animales que llegan a nuestras manos. Estoy abierta, a hacer cosas que no hice antes.

              –¿Una nueva Elena?

              -Sí, totalmente; me siento muy diferente, contenta, plena; me vuelvo a querer. Y eso es muy importante para mí.

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