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¿Quién plagió a quién?

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Nadie a estas alturas niega que las tesis de Édgar Ulises Beltrán y Yasmín Esquivel son, salvo diferencias menores, idénticas. Ahora, el Comité de Integridad Académica y Científica (CIAC) de la Facultad de Estudios Superiores Aragón de la UNAM deberá determinar quién plagió a quién, lo que podría llevar a jalar la punta del hilo de una madeja que revelara la existencia de una red dedicada a lucrar en forma ilícita con los trámites de registro de tesis y presentación de exámenes profesionales.

Vale recordar que, en septiembre de 2016, Gilberto García Santamaría, entonces rector de la FES Aragón debió renunciar por una acusación de plagio.

La pregunta ¿quién plagió a quién? podría tener tres posibles respuestas que se desarrollan a continuación, con la salvedad de que no se cuenta con la evidencia documental del cumplimiento de cada uno de los trámites que los implicados en este asunto debieron realizar desde el registro de su proyecto de tesis hasta la presentación de su examen.

Por ende, será importante que estos se hagan del conocimiento público cuando, eventualmente, el CIAC presente su dictamen.

A) Édgar Ulises es el plagiario

¿Qué tuvo que pasar para que esto sucediera?

  • Yasmín debió elaborar su tesis durante el 7° y 8° semestre de su carrera (segundo de 1985 y primero de 1986) bajo la dirección de la maestra Martha Rodríguez y terminarla no antes del 24 de abril de 1986, porque esta fecha corresponde a una nota de El Universal que se cita en la Bibliografía.
  • Con base en la normatividad académica, Yasmín tuvo que:
    •  Presentar, con el visto bueno de quien sería su directora, su proyecto de investigación ante las autoridades académicas de la Facultad para que fuera aprobado y registrado.
    • El proyecto debió especificar, entre otras cosas: Título, objetivo, justificación, índice de capítulos, bibliografía.
    • Acreditar que, aun cursando el 7° semestre de la carrera, ella ya contaba con el 80% de los créditos.
  • Si se considera que la terminación de la tesis de Yasmín coincidió con la nota de El Universal del 24 de abril de 1986 y que la tesis de Édgar Ulises se presentó a examen en julio de 1986, eso implicaría que este contó apenas con un lapso entre 12 y 15 semanas para:
    • Sustraer de algún lado una copia física de la supuesta tesis de Yasmín y copiarla. (En esas fechas no había archivos electrónicos)
    • Realizar todos los trámites (manuales y presenciales) ante las autoridades académicas que van desde el registro y aprobación de su trabajo hasta la presentación de su examen profesional. Esto supondría que los sinodales designados, leyeran y aprobaran el trabajo con antelación, para que después le fijaran fecha para el examen.
  • La maestra Martha Rodríguez tuvo que padecer una grave laguna mental para ignorar que el manuscrito de Édgar era casi idéntico al de Yasmín con quien había terminado de trabajar apenas unos días antes.
  • Yasmín tendría que responder ¿por qué, si en teoría ya había acreditado el 80% de sus créditos en 1985 para registrar su proyecto de tesis, no pudo acreditar el 100% hasta el 21 de mayo de 1987? Requisito indispensable para la presentación de su examen profesional que tuvo lugar hasta el 25 de septiembre de ese año.
  • Habría que preguntar también, ¿por qué, pese a la relevancia personal que el manuscrito tenía para Yasmín o, en su caso, para Martha Rodríguez ninguna advirtió, ni denunció el robo de un legajo de ciento cincuenta y ocho páginas?

B) Yasmín es la plagiara

¿Qué tuvo que pasar para que esto sucediera?

  • Qué Yasmín copia la tesis de Édgar, le hace modificaciones mínimas y actualiza la fecha que aparece en la página 93. Así, lo que en la obra del primero se leía como: “..porque la crisis económica actual, año de 1986, ha ahondado la crisis política..”, en la página 85 de la tesis de ella aparece la misma frase pero referida a 1987.
  • Contar con la complicidad de Martha Rodríguez, quien debió hacer caso omiso de que esa tesis pertenecía a Édgar Ulises.

C) Édgar y Yasmín son ambos plagiarios

¿Qué tuvo que pasar para que esto sucediera?

  • El trabajo original fue elaborado por una tercera persona.
  • Debió existir una red dedicada a lucrar en forma ilícita con los trámites de registro desde el proyecto de tesis hasta la presentación de exámenes profesionales.
  • En ese sentido llama la atención que Martha Rodríguez en su capacidad de directora de tesis, sea el hilo conductor del plagio de marras que, según las investigaciones de Guillermo Sheridan, incluye dos casos más.
  • Destaca que la maestra Rodríguez haya dirigido más de 513 tesis desde 1983. Solo en 1995 fueron 34, casi tres por mes[i]. Cualquier profesor universitario calificaría este número como una pesada carga de trabajo. Más aún, si se agregan las actividades académicas que obligadamente debe realizar.
  • Además, hay que tomar en cuenta que dirigir una tesis no es cuestión de un solo día, sino que entraña varias reuniones a lo largo de meses según el avance que vaya teniendo cada pasante. Esto hace posible que la maestra Rodríguez pudiera, durante varios meses, haber dirigido en forma simultánea entre seis y ocho alumnos.
  • Cabría preguntar: ¿por qué nadie en la FES Aragón advirtió esta notable acumulación de trabajo en una sola persona?

El momento estelar del Comité de Integridad Académica y Científica de la FES Aragón (CIAC)

La principal atribución del CIAC Aragón, según el Acuerdo que estableció los lineamientos para la integración de los comités de ética en la UNAM[ii], es dictaminar sobre conductas relacionadas con la integridad académica y científica del alumnado, personal académico y empleados universitarios.

Sin embargo, las circunstancias coyunturales del País, aunadas al hecho de que una de las personas implicadas en este presunto plagio, sea una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que además aspira a presidir uno de los tres poderes de la Unión, pone en las espaldas de los miembros del CIAC Aragón, pero, sobre todo en sus conciencias una gran responsabilidad. De facto, su dictamen sobre las conductas de los implicados se extenderá de lo académico a lo judicial. Por eso es crítico que el trabajo del Comité sea exhaustivo y transparente.

Con seguridad quienes lo integran nunca pensaron que la vida los colocaría en esta grave encrucijada de cuyo desenlace miles de personas estamos atentos, porque determinará la altura y seriedad de los estándares éticos a los que queremos someter no solo la vida académica sino el servicio público, en especial, el que prestan aquellos que actúan como juzgadores en la Suprema Corte de Justicia.

Ojalá que frente a los intereses mezquinos de unos cuantos que ven el poder público como parte de su patrimonio, prevalezcan los de México que en este momento mucho necesita de la certidumbre que solo da el apego a la ley.

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