Por Damaris Alvarado Santos
Viajar a Chernobyl tiene un costo aproximado de unos 50 mil pesos, entre vuelo redondo en clase económica, hospedaje y un tour, pero ¿valdrá la pena arriesgar tu salud por aventurarte a conocer el lugar donde un reactor nuclear explotó, dejando en el ambiente altos niveles de radiación?
“Debido a que los niveles de radiación en algunas zonas han disminuido a niveles seguros para la salud, no existe ningún problema, siempre y cuando sean visitas guiadas y dentro del entorno controlado”, dijo a Notimex José Vicente Xolocostli Munguía, del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).
El tema Chernobyl se mantiene vigente en el contexto internacional actual a 33 años del accidente nuclear más grave de la historia; libros, documentales, películas y series de televisión, entre otros trabajos, se han dedicado a retratar los hechos ocurridos a partir del 26 de abril de 1986.
El reactor 4 de la central nuclear en la ciudad Chernobyl, en el norte de Ucrania, registró un estallido y enseguida un incendio, que en conjunto causaron una radiación 30 o 40 veces más elevada que la bomba en la ciudad japonesa en Hiroshima en 1945.
Desde entonces, Chernobyl despertó el interés turístico y, aunque sí ha habido acceso clandestino, fue apenas en julio pasado cuando el gobierno de Ucrania anunció la apertura oficial de “un corredor verde” para visitar la zona de exclusión alrededor de la central nuclear, con una extensión de cuatro mil 144 kilómetros.
El presidente de Ucrania, Vladimir Zelensky, afirmó que se debe mostrar Chernobyl al mundo, a los científicos, especialistas en medio ambiente, historiadores y turistas, tras firmar el decreto de creación del corredor el pasado 10 de julio.
Investigador en el Departamento de Sistemas Nucleares del ININ desde 2004, Xolocostli Munguía dijo que “hay empresas que ofrecen tours, incluso algunas proporcionan un dosímetro, con lo cual se tiene un mejor control de la radiación recibida (que está dentro de los límites de acuerdo a los estándares). En las zonas que pueden representar un riesgo hay controles militares”.
Añadió que “siempre y cuando no se hagan tours individuales sin el personal capacitado, y/o las empresas dedicadas a esta tarea, ya que podría ser que se entrara a la zona restringida sin notarlo, aunque es poco probable porque hay vigilancia militar.
Y podría ser una visita sin guía, “a menos que sea un especialista con conocimientos de protección radiológica y el equipo adecuado”, abundó el ingeniero Mecánico- Electricista egresado de la Universidad Veracruzana Zona Xalapa y miembro de la Sociedad Nuclear Mexicana (SNM).
“La zona se encuentra en los límites de Ucrania y Bielorrusia, comprende un área controlada y otra que ya se ha abierto al público”, dijo el también integrante de la Red Latinoamericana para la Educación y Capacitación en Tecnología Nuclear (LANENT).
Respeto a esa zona controlada, abundó que “permanece aún con límites de radiación no seguros, que podrían ser fatales a una persona por un tiempo de exposición elevado, por blindaje inadecuado y una distancia no segura”.
“Pero la mayor fuente de radiación, que es el núcleo del reactor, se encuentra confinado en el sarcófago que se tiene previste dure 100 años, por lo cual hace que la zona controlada sea segura en ciertas partes, quedando reservado su acceso a personal especializado”.
En México no podría suscitarse un evento similar
Xolocostli Munguía, quien promueve las Aplicaciones Pacíficas de la Energía Nuclear, en un intento por derribar los mitos y la desinformación que la rodea, descartó un suceso similar en México debido a que “en primera instancia son reactores muy diferentes en su diseño”, al referirse a la Central Laguna Verde.
La Central Nuclear de Laguna Verde, la única en México, es una planta que se ubica en Punta Limón, del municipio de Alto Lucero, en el estado de Veracruz, y la mayor productora de energía eléctrica en el país.
“Por diseño es más segura, al ser del mismo tipo que la planta de Fukushima, donde no ha habido muertes que lamentar por la explosión, no así por el terremoto y el tsunami”, expresó.
Ante una remota posibilidad de presentarse un evento similar al ocurrido en Chernobyl, el experto afirmó que “ahora se tienen nuevas lecciones aprendidas y se ha hecho lo conveniente para que no se presente ese evento”.
Sin duda el desastre nuclear más grande de la humanidad seguirá dado de qué hablar, tanto por el recuerdo de sus víctimas mortales y la contaminación radioactiva al medioambiente más allá de Ucrania, así como por el hecho de que fue resultado del mal diseño de la central y la falta de cultura de seguridad.
El recién interés por Chernobyl como destino turístico, disparado en un 50 por ciento, fue motivado por una miniserie transmitida entre mayo y junio pasados por una cadena estadunidense de televisión, cuya calidad ha merecido el reconocimiento de los críticos.
Chernobyl y su vecina Prípiat son ahora ciudades fantasma que atraen a los turistas para llevarse de recuerdo fotografías que muestran de fondo casas, edificios, autos o parques en el olvido total.
El accidente nuclear causó más de nueve mil víctimas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque investigadores han ubicado la cifra hasta alrededor de 60 mil. Además unas 150 mil personas enfermaron de algún tipo de cáncer.