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Con el mismo rumbo


Mucho se ha dicho y escrito sobre las causas y razones que orillaron a Carlos Urzúa a renunciar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por lo que no hace falta tocar este punto que ya dejó de ser la noticia más relevante; sin embargo, creo que sí vale la pena hacer referencia a las consecuencias de su renuncia, toda vez que mucho se ha comentado que afectaría tanto al peso frente al dólar como a la bolsa mexicana de valores. Pero no fue así, porque en realidad la salida de Urzúa de Hacienda no tiene por qué afectar a las finanzas nacionales.
Haciendo memoria hay que tomar en cuenta que Urzúa nunca fue bien visto ni por los empresarios ni por las instituciones financieras y ahora nos enteramos de que ni por la gente del presidente de la República, así como él no hizo nada por demostrar su capacidad y conocimiento del sector hacendario. Poco se le vio ante los reflectores, pero no porque no le gustara aparecer haciendo declaraciones, sino porque no estaba convencido de lo que tenía que hacer.
Este miércoles el propio presidente López Obrador se encargó de aclarar a cuáles funcionarios influyentes se refería Urzúa en su carta de renuncia, que le impusieron a funcionarios con desconocimiento de la hacienda pública. Estos son Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia y Raquel Buenrostro, oficial mayor de Hacienda. Se habla también de que tuvo discrepancias con Rocío Nahle, la secretaria de Energía y con Germán Martínez, ex director del Seguro Social.
El ex subsecretario de Ingresos, Arturo Herrera Gutiérrez llega a tomar posesión con la apariencia de que aceptó el cargo a la fuerza, como si recibiera una papa caliente, pero en realidad Arturo Herrera es un funcionario preparado con licenciatura en Economía y maestría en el Colegio de México, y con mucha experiencia adquirida en el Banco Mundial. Además, Herrera Gutiérrez es de todas las confianzas del presidente. De esto no cabe la menor duda, toda vez que las declaraciones que hizo hace unos meses y que causaron mucha polémica al afirmar que no se construiría la refinería de Dos Bocas por falta de recursos y que la federación volvería a cobrar la tenencia vehicular, no fueron más que un buscapiés lanzado a petición del propio presidente, con la intención de conocer las reacciones de los gobernadores, de las cámaras empresariales y de los sindicatos.
Casi de inmediato el presidente salió a desmentir estas afirmaciones hechas por Arturo Herrera, luego de conocer las reacciones. De no haber estado autorizado Herrera Gutiérrez no habría abierto la boca en temas tan delicados y como consecuencia no lo habrían nombrado titular de Hacienda.
Que significa esto, que no habrá cambios en la política fiscal y financiera. Que todo seguirá igual y que no sucederá lo que muchos auguran con este cambio: que se suspenderá Dos Bocas, que se cancelará el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucia; y que por el contrario se construirá el aeropuerto de Texcoco. Nada de esto sucederá, por una sencilla razón, el presidente sigue siendo el mismo y su proyecto no ha cambiado.
Así que se fue Urzúa, llegó Herrera y el proyecto de la 4T sigue adelante, porque aquí solamente hay un capitán, aun cuando toda la tripulación se bajara del barco, siempre habrá quien sustituya a los desertores, para continuar navegando en el mismo océano y con el mismo rumbo, bueno o malo pero el mismo.

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