La deforestación de la Amazonía brasileña aumentó 29,5% entre agosto de 2018 y julio de 2019, totalizando 9.762 km2, un récord en diez años, informaron el lunes fuentes oficiales.
El periodo de referencia incluye los siete primeros meses de gestión del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro, partidario de la apertura de la selva tropical a las actividades agropecuarias y mineras.
Este aumento ya había sido detectado por un sistema de alertas mensuales del Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales (INPE, por sus siglas en portugués), que anualmente afina esas observaciones con otros satélites de un sistema denominado Prodes.
El área deforestada es la mayor desde 2008, cuando alcanzó 12.911 km2.
De los nueve estados amazónicos de Brasil, el más afectado fue el de Pará, con 3.862 km2 desmatados en esos doce meses.
Greenpeace denunció la reducción de medios para combatir la deforestación desde la llegada de Bolsonaro al poder. «Su gobierno está echando a la basura prácticamente todo el trabajo realizado en las últimas décadas por la protección del medio ambiente», afirmó Cristiane Mazzetti, de la campaña Amazonía de la organización ecologista.
La WWF también dio la señal de alarma. «Cerca de 20% de la Amazonía ya fue destruida y la selva se acerca al punto de no retorno, en el cual la Amazonía se convertirá en una sabana», escribió el director ejecutivo de esa entidad en Brasil, Mauricio Voivodic.
«La ciencia ya demostró el papel fundamental desempeñado por la Amazonía en el aprovisionamiento de agua en otras regiones, tanto en las ciudades como para el agronegocio», agregó. «Nuestro posicionamiento es claro: deforestación cero, ya».
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