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Don Francisco Paredes Zárate, el sastre predilecto

Francisco Javier Paredes Zárate, descanse en paz.

Esta semana un suceso trágico vino a entristecer a Coatzacoalcos, que perdió a uno de los personajes más emblemáticos de esta ciudad porteña. Don Francisco Javier Paredes Zárate, a la edad de 55 años.

Heredó de su abuelo y su padre el amor por la sastrería, que fue iniciada por su abuelo don Anastasio Paredes Alemán, quien fundó este negocio en 1935, que desde entonces no dejó de funcionar pasando de generación en generación, secundado primero por su hijo Javier Paredes Delgado y luego por su nieto Francisco Javier Paredes Zárate hasta la fecha. Para que le rindiera el día y no quedarles mal a los clientes comenzaba a trabajar desde las siete de la mañana de lunes a sábado.

Desde que era un adolescente, Francisco Javier Paredes se integró al negocio familiar de la confección de trajes y ropa para caballero, siguiendo los pasos tanto de su abuelo como de su padre, que fueron transmitiendo a la descendencia el amor a este oficio de la sastrería. Tuvo la oportunidad de trabajar tanto con su abuelo, como con su padre de quienes aprendió todos los secretos del oficio. 

En 1965 se instalaron en la calle de Hidalgo, donde primero rentaron y posteriormente en la misma calle compraron un inmueble en la acera de enfrente donde hasta la fecha funcionaba la sastrería. 

Con el tiempo se convertiría en el sastre predilecto de empresarios y políticos, que confiaban en la calidad de la confección de trajes, para los que se utilizaban cortes de lana, tergal o gabardina de importación.

Durante el boom petrolero que se vivió en la región, fueron los más destacados entre los contratistas, funcionarios y líderes, que buscaban a Francisco Paredes para que les hiciera un traje a la medida, que lucían como los de importación que se usaban en la Ciudad de México.

Don Francisco Javier Paredes Zárate y su única hermana Elizabeth Paredes Zárate, nacieron del matrimonio de doña Elizabeth Zárate y don Javier Paredes Delgado, quien falleció hace siete meses. 

Francisco Paredes tuvo cuatro hijos, uno de ellos fallecido apenas el mes pasado, a la edad de 16 años. Desde hace ocho años se unió en matrimonio con la señora Edith Luna, con quien procreó a su hijo Francisco, quien actualmente tiene siete años. 

UN GRAN SER HUMANO Y HOMBRE DE FAMILIA

Era un gran ser humano, un hombre hogareño, que se dedicaba al trabajo y a convivir siempre con su familia, su mujer y su hijo, con quienes paseaba frecuentemente y disfrutaba de la convivencia familiar. 

Aun cuando el negocio ya no funcionaba como antes, Francisco Paredes se esmeraba por sacar la casta y seguir adelante haciendo sus trabajos lo mejor posible, cuidando siempre la calidad y la seriedad con sus fieles clientes. 

Pocas son las tradiciones que aún persisten en México y especialmente en Coatzacoalcos, una de ellas es la de mandarse a hacer un traje a la medida; sin embargo, esta tradición se ha ido perdiendo debido a la venta de trajes hechos en serie, que se pueden conseguir en cualquier tienda departamental, sin tomar en cuenta ni la calidad de la tela ni las costuras y el ajuste perfecto a la percha.

LA MAGIA DE LAS MANOS DE SASTRE

Algunos de sus amigos y clientes se refieren a la sastrería Paredes como un lugar emblemático de la ciudad:

“Acudir a la gran sastrería Paredes en la ciudad y puerto de Coatzacoalcos es semejante a visitar un museo: allí el muestrario de telas y sus colores apilado en los estantes, dejan en pleno arbitrio a la vista y el tacto antes de elegir un corte que se convertirá, con la magia de la costura en el pantalón, el chaleco, el traje soñado en las mejores manos. Es uno de los rincones de Coatzacoalcos más visitados por propios y extraños, con gran auge desde el boom petrolero en que llegaron más extranjeros y connacionales que nunca a hacer crecer este gran puerto. Y a sus puertas arribaban los nuevos vecinos como las familias de mayor raigambre en esta urbe del sur de Veracruz, desde comerciantes, proveedores, ingenieros, técnicos, notarios, marinos, administradores, a ponerse a merced de los Paredes quienes, con alfileres en la boca, cintas métricas, pluma y cuaderno, tomaban las medidas exactas de pulgadas de largo, ancho, hombros, tiro, pecho y una frase digna de un militar “póngase derecho”. Lo mismo se veía llegar a don Salim Domínguez que los hermanos Hayek, a los hermanos Salvador, a don Alex Arens y hasta políticos que venían de Xalapa a que les confeccionaran un traje como los que usaba el presidente”. 

Coatzacoalcos perdió a un gran hombre, que además de confeccionar los mejores trajes y pantalones para caballero, hizo grandes amigos y dejó una huella en la calle de Hidalgo, donde los vecinos y comerciantes le recordarán con nostalgia.

Adiós a don Francisco Javier Paredes Zárate, descanse en paz.

Francisco Javier Paredes Zárate junto a padre y abuelo
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