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En crónicas marcianas, Bradbury muestra el racismo, la ignorancia y la censura de la sociedad humana: Susana Lizano

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  • La presentación del libro Estación Bradbury. Un visionario en El Colegio Nacional (El Colegio Nacional, 2022) se llevó a cabo en el marco de la 44 Feria del Libro del Palacio de Minería.
  • Vicente Quirarte, coordinador del libro estuvo acompañado por Susana Lizano y Gabriela Frías.
  • La obra del astrónomo Percival Lowell hizo soñar con los ojos abiertos a Bradbury: Vicente Quirate. 

“Ray Bradbury decía con frecuencia: ‘ama lo que haces y haz lo que amas’. Esto lo podemos encontrar en cualquier libro de superación personal; sin embargo, Bradbury fue un autor que toda su vida hizo lo que quiso”, consideró el colegiado Vicente Quirate durante la presentación del libro Estación Bradbury. Un visionario en El Colegio Nacional (El Colegio Nacional, 2022), que se llevó a cabo como parte de la 44 Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería.

Acompañado de Susana Lizano, astrónoma y miembro de El Colegio Nacional; y Gabriela Frías, matemática y escritora, Quirate, coordinador del volumen, comentó que cuando Bradbury escribió las Crónicas marcianas, estaba alucinado con la obra del astrónomo Percival Lowell, quien dio a entender que había canales hechos por vida inteligente en Marte. Eso hizo soñar con los ojos abiertos a Bradbury. 

El libro es producto de una serie de charlas que coordinó Quirarte los días 20 y 21 de agosto de 2020, para recordar a Bradbury en el centenario de su nacimiento. El encuentro, que llevó el título “Ray Bradbury en El Colegio Nacional”, reunió a varios colegiados e invitados especiales, quienes desde sus disciplinas se aproximaron a la vida y obra del autor de Fahrenheit 451. Las conclusiones de este encuentro están compiladas en el volumen Estación Bradbury: un visionario en El Colegio Nacional y demuestran la viveza y el entusiasmo que provocan el descubrimiento o la relectura del autor estadounidense.

“En este libro también participó Francisco Segovia, quien hizo los poemas marcianos. Es muy interesante su reflexión, porque parte de la base de que la conquista de Marte es semejante a la que emprendió Hernán Cortés en México”, comentó el poeta y dramaturgo.

Susana Lizano, quien colaboró en este libro con el ensayo “Crónicas marcianas y la exploración de Marte”, señaló que en su juventud dicho relato la hizo soñar sobre la posibilidad de otras civilizaciones y que esta misma narración la introdujo por primera vez al género de la ciencia ficción, que ha disfrutado durante toda su vida. 

Comentó que Crónicas marcianas es un libro de relatos, y que los primeros textos presentan a los habitantes de Marte. “Los marcianos no son tan diferentes a los humanos: comparten nuestras virtudes y sus defectos. Cuando los humanos llegan a Marte tienen una serie de desencuentros con los marcianos. Aunque los marcianos tienen habilidades telepáticas, resulta imposible la comunicación por las diferencias culturales. Posteriormente, las crónicas hablan del fin de la civilización marciana provocado por una epidemia de varicela que llevaron los humanos, semejante a la que trajeron los españoles a América”, comentó Lizano. 

A decir de Lizano, con este libro Bradbury muestra el racismo, la ignorancia y la censura de la sociedad humana, y hace una crítica muy severa a los tiempos que a él le tocó vivir en Estados Unidos. Además, hace pensar que, si es difícil comunicarnos entre humanos, que compartimos una herencia común, sería más difícil hacerlo con las civilizaciones de otros planetas. 

“Como Bradbury publicó su novela en 1950, no se sabía nada de Marte, pero hoy es el planeta más estudiado de nuestro sistema solar. Como yo soy astrónoma, decidí comentar sobre las exploraciones al planeta Marte: en 1965, Estados Unidos tomó las primeras fotografías de Marte. En 1969 demostraron que los canales que Lowell había observado desde la Tierra no existían. En 1971, se descubrieron volcanes gigantes, cañones y cauces de ríos antiguos. En 1976, se buscó sin éxito evidencia de microorganismos, y se describió que su superficie es estéril. En 2014, India envió un satélite que sigue en órbita y estudia la superficie y atmósfera de Marte”. 

“En 2016, la Agencia Espacial Europea y Rusia enviaron el ExoMars, que estudia moléculas en la atmósfera. Esto quiere decir que, si las llegan a encontrar, se estarían produciendo por microorganismos: indicio de algún tipo de vida microbiana”, comentó la astrónoma. 

Además, señaló que en este siglo han encontrado evidencia de mares, lagos o ríos, por lo que también se está estudiando la atmósfera, para entender cómo ocurrió el cambio climático en Marte. 

En tanto que Gabriela Frías, cuya participación en el libro consistió en una entrevista a Samuel Weber, biógrafo de Bradbury, comentó que conoció la obra del escritor estadounidense en un libro del entrepaño de su abuelo. Años después, lo volvió a encontrar en su camino cuando estudiaba literatura inglesa. 

“Samuel Weber entrevistó a Bradbury durante 12 años y se convirtieron en amigos entrañables. Se sentían como padre e hijo adoptivos. La biografía que Weber escribió sobre Bradbury habla, por ejemplo, de su primer amor, o su pasión por el cine de Hollywood (se ponía en la alfombra roja a pedir autógrafos)”, cuenta.  

“El marte de Bradbury era un reflejo de su sociedad. Era un juego de espejos. Gracias a esta ficción, pudo criticar fenómenos muy difíciles que también se aplican al de nosotros: feminicidios, parejas violentas y, desde luego, pandemias”. 

Comentó que, en una reunión con Carl Sagan, en el marco de una de las misiones a Marte, le preguntaron a Bradbury qué esperaba que se encontraran en aquella misión, a lo que él respondió: “Yo espero que haya muchos marcianos con pancartas que digan: ‘Bradbury tenía razón’”. “Y lo decía muerto de risa, porque él era una persona muy agradable, radiante y feliz”, dijo.

Por otro lado, comentó que, aunque muchos consideran que Bradbury es un autor de ciencia ficción, él no se definía así. Señaló que “él creía que era un escritor de fantasía. Para él la ciencia ficción era una literatura de lo posible, es decir, literatura sobre eventos que podrían ocurrir en el futuro, como en las obras de su contemporáneo Issac Asimov, que hacía literatura con precisión científica”, concluyó.

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