Inicio CULTURA Hemos perdido esa conexión innata con la naturaleza: Sarukhán

Hemos perdido esa conexión innata con la naturaleza: Sarukhán

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Una joven, simbolizando la Tierra, cruzó el escenario de la Sala Miguel Covarrubias para dar la bienvenida a las actividades del Festival de Arte y Ciencia El Aleph 2022.

La crisis planetaria, pensarnos como planeta y acciones y medidas para regenerar nuestro entorno, los tres ejes del festival.

La coordinadora de Difusión Cultural de la UNAM, Rosa Beltrán Álvarez, enfatizó que la pandemia nos enseñó que no se puede vivir sin los otros, y sin el planeta, por lo que urge hacer una reflexión sobre este tema.

“Este festival aborda tres ejes: la crisis planetaria, pensarnos como planeta y acciones y medidas para regenerar nuestro entorno; analizando problemas del cambio climático, la contaminación, la sustentabilidad, energía, agua y alimentación, y el desbordado crecimiento industrial en las ciudades”, expuso.

La directora del Instituto de Biología (IB) de la UNAM, Susana Magallón Puebla, dio la bienvenida a los jóvenes y profesores que acuden a las actividades del festival, algunas de las cuales se llevarán a cabo en el Jardín Botánico, el Pabellón Nacional de la Biodiversidad y en el IB.

“Qué mejor manera que hacerlo presencial, aprovechando las múltiples instalaciones que tenemos en esta maravillosa Ciudad Universitaria, en particular del Instituto de Biología, entidad emblemática en el estudio de la biodiversidad y el medio ambiente”, manifestó.

El secretario técnico de Planeación y Programación de Difusión Cultural UNAM, Juan Ayala Méndez, enfatizó que ya se vive el interés en las 173 actividades que durante 11 días se realizarán en el encuentro.

La primera de ellas estuvo encabezada por José Sarukhán Kermez, exrector e investigador emérito de la UNAM, y coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, quien ofreció la charla Cambio ambiental global: retos y posibilidades.

El ecólogo consideró que cada persona en el mundo tiene el poder de hacer un cambio para reducir el calentamiento global y tener una vida más sustentable, si toma las decisiones correctas e informadas sobre los productos y bienes que consume.

“Hemos perdido esa conexión con la naturaleza que era perfectamente innata, la vamos perdiendo a medida que no la reflexionamos, que no la vemos, y esto produce una serie de problemas ecológicos”.

Lo que sí puede modificarse, prosiguió, son los sistemas de desarrollo, “pero a veces me da la impresión que es más fácil cambiar la ley de la gravedad que los intereses económicos, de ganancia y de poder”, agregó.

Tras explicar cómo es que el cambio climático, la deforestación y pérdida de la biodiversidad en la Tierra, así como la vida industrializada han llevado a la generación de pobreza extrema y alta demanda de energía fósil, el también integrante de El Colegio Nacional agregó que la pandemia que enfrenta el mundo es un claro ejemplo de las consecuencias de las acciones humanas.

El problema es que durante el siglo XX la población mundial creció por un factor de cuatro, la producción industrial aumentó 40 veces y el uso de energía 16; la pesca se incrementó por un factor de 35 veces y más del 40 por ciento de la energía neta fijada por fotosíntesis es capturada por el Homo sapiens, apuntó.

A lo anterior se suma que si hoy se suspendieran todas las emisiones de dióxido de carbono, sus efectos en el cambio climático durarían por un siglo más, razón por la cual Sarukhán Kermez hizo un llamado para que las personas no esperen a que los tomadores de decisiones implementen políticas para reducir emisiones, sino ser conscientes de que “construimos este problema y nosotros lo debemos cambiar”.

La única forma de hacerlo, abundó, es usar el poder del consumidor informado, indagar lo que cuesta al planeta la producción de alimentos chatarra, cuánto se ahorra por el uso de energías renovables, reducir a cero la deforestación e incrementar la restauración de ecosistemas.

Además, Sarukhán Kermez sugirió estimular el consumo de alimentos de las gastronomías vernáculas y de carnes no rojas, para lo cual sugirió la más reciente edición de la revista The Lancet, donde se dan a conocer las dietas más dañinas y las saludables, y se revela que la comida tradicional mexicana es una de las más sanas y menos contaminantes.

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