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Justicia ambiental para reducir inequidades sociales

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Una solución sería apoyar más a los productores locales.

En un mundo cada vez más global es necesario buscar la justicia ambiental, lo cual implica el trabajo de múltiples disciplinas y que las personas respondan unidas como un todo para alcanzarla, consideró la presidenta electa de la Asociación de Investigación de Diseño Ambiental (EDRA54) , Elif Tural.

Luego de la inauguración del Congreso EDRA54 Ambiente y salud: retos y acciones globales y locales, realizado en el Auditorio Dr. Raoul Fournier Villada de la Facultad de Medicina, la profesora de la Universidad de Virgina Tech destacó que en las grandes ciudades una solución para reducir las inequidades sería apoyar más a los productores locales, pues esto llevaría a tener comunidades más sustentables.

“Trabajar por la justicia ambiental permite reducir las inequidades sociales y muchos de los investigadores reunidos aquí buscan, justamente, estrategias en este sector. Algo de lo que se hace, por ejemplo, es trabajar con comunidades pequeñas en las grandes ciudades -como pueden ser Los Ángeles o Ciudad de México-, esto permite ofrecerles estrategias para empoderarlos y que puedan enfrentar mejor los retos actuales”, explicó.

A esto se debe sumar el no imponer una agenda a las comunidades locales sin considerar su opinión, porque de lo contrario las “mejoras” que se pueden obtener se ven truncadas ante la idea de políticas impositivas que los alejan de lo que consideran justo, comentó.

Del 21 al 23 de junio, poco más de un centenar de miembros de EDRA se reunieron para presentar no sólo estudios sobre qué aleja a las sociedades de un sentido de comunidad o de pertenencia, sino proyectos en los que se ha trabajado con grupos vulnerables para que tengan mejores condiciones de vida.

Momentos antes, durante la inauguración del encuentro, la directora de la Facultad de Psicología, María Elena Medina Mora, expresó que la UNAM está muy comprometida con la sustentabilidad y se anima siempre a los estudiantes a seguir las mejores prácticas ambientales, como se puede notar en el Programa de Manejo, Uso y Reúso del agua de esta casa de estudios.

La investigadora emérita del Sistema Nacional de Investigadores indicó que el compromiso de la UNAM mediante dicho programa, el cual tiene más de 40 líneas de acción es promover la importancia del líquido, su cuidado y uso sostenible.

“Animamos a los estudiantes a dejar de usar las botellas de plástico y se ha puesto a su disposición una red de dispensadores de agua potable, y para quienes aún las usan, el plástico se recolecta constantemente; además, el líquido procesado en nuestra planta de tratamiento alimenta nuestros jardines”, comentó.

Ciudad Universitaria cuenta con una gran área de preservación ambiental, que es la Reserva Ecológica, y muchas otras estrategias que incluyen la educación, investigación y especialmente la preservación del suelo, así como la protección de las especies que viven ahí y que son endémicas de México, mencionó.

Acompañado por Susana Magallón Puebla, directora del Instituto de Biología, Juan Ignacio del Cueto, director de la Facultad de Arquitectura, agradeció la elección de la UNAM como sede del encuentro, pues es un lugar que abrió sus puertas hace 70 años y es considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

50 años enseñando psicología ambiental fue la primera charla del encuentro, ofrecida por Gary Evans, profesor de Elizabeth Lee Vincent en la Universidad de Cornell, quien compartió algunas de sus estrategias de enseñanza para hacer conscientes a los estudiantes sobre la importancia de reflexionar sobre el ambiente en el que viven.

“Si atan a un gato en una rueca, donde solo da vueltas y ve una serie de patrones verticales… ¿qué le pasa el gato? ¿qué le pasa a su cerebro y voluntad? Cuando sus estímulos visuales son tan limitados el gato queda ciego parcialmente, es decir, sólo verá los objetos verticales, pero no los horizontales. Y ¿qué pasa con los humanos? Si no se les estimula, al igual que al gato no verán o no serán capaces de reaccionar a la fuerza, ambigüedad y otros estímulos, inclusive no podrían detectar peligros”, reflexionó el investigador.

El posdoctorado en Psiconeuroendocrinología añadió que al tener este tipo de acercamiento es posible mostrar a las personas cómo se ven afectadas por el tipo de entorno en el que viven, y cómo el hecho de mantener una postura limitada los puede llevar a ignorar los problemas frente a ellos. Por ello, estimó necesario trabajar en la generación de sociedades donde las personas puedan identificar las consecuencias del uso irracional de recursos ambientales y piensen en soluciones a estos problemas.

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