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La UV ante la Pandemia y la Educación Virtual

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Jorge Manzo Denes

Centro de Investigaciones Cerebrales

Universidad Veracruzana.

La pandemia del Covid-19 y las previsibles consecuencias de un contagio masivo hicieron reaccionar de manera inmediata a diversas instituciones educativas en México. Tras el anuncio oficial de suspensión de labores a partir del 23 de marzo, el Tecnológico de Monterrey, por citar un ejemplo, anunció el uso de su robusta plataforma de educación virtual en sustitución inmediata de las clases presenciales. Lo hizo también la Universidad Iberoamericana, seguido de la UNAM y la Universidad de Guadalajara, y así de manera progresiva otras universidades anunciaron el uso de los recursos tecnológicos para continuar impartiendo cátedra en medio de estas circunstancias especiales.

La pandemia, por su parte, tomó desprevenida a la Universidad Veracruzana que poco ha apostado por la educación flexible y virtual, salvo en contadas excepciones como es el caso del área básica. Desde el anuncio de la UV2 hace ya mucho tiempo, la principal institución educativa de carácter público del sureste mexicano no ha retomado las potencialidades de la educación en línea, ni los beneficios que traería para la ampliación de la matrícula escolar. La posibilidad de ofrecer algunos programas educativos presenciales en esta modalidad en línea, no ha sido suficientemente atractiva para diseñar una propuesta sólida al interior de la institución, lo que ahora ha quedado develado como un error, o bien, un área de oportunidad.

No obstante, debido a la contingencia se contempló de inicio la sugerencia de que los académicos impartieran sus clases en línea, teniendo o no la capacitación necesaria para diseñar objetos de aprendizaje. Ante la amplia duda por parte del profesorado, la administración optó por un formato para informar a las instancias correspondientes los avances y número de estudiantes que el profesor atendía en esta modalidad. Es decir, la propuesta inicial se convirtió en indicación oficial, a pesar de la modificación del calendario escolar y la contemplada reposición de los días inhábiles por parte de los universitarios.

En las circunstancias actuales del crecimiento de la curva de contagios en México, el calendario oficial de la UV ha pasado a ser una propuesta optimista de la administración al esperado control de la pandemia; recordemos que ya es la segunda vez que se actualiza. Sin embargo, la propia Secretaria de Salud anuncia que junio será el mes del más alto índice de contagiados en nuestro país, lo que obligaría a la UV a cambiar nuevamente las fechas indicadas como oficiales. En Italia, por ejemplo, de manera más realista se ha anunciado ya la finalización del ciclo escolar, ante los embates del virus en aquel país europeo.

Sin un proyecto formal que detone la educación virtual y con una propuesta derivada de bote pronto por las circunstancias externas, se vislumbran dos problemáticas a tomar en cuenta y que de inicio son los usuarios. En redes sociales se leen las quejas de los estudiantes que acuden a una universidad pública y no cuentan con los recursos informáticos mínimos: sus accesos son a través de sus teléfonos móviles y con saldos mínimos para realizar tareas de cinco a siete experiencias educativas a las que se inscribieron en el semestre bajo otra modalidad. Segundo, el profesorado, el medio oficial de la institución da cuenta de los logros de algunos académicos en esta modalidad, pero la reflexión debe ir en el sentido de que se trata de esfuerzos aislados, derivados de las competencias de los propios maestros y no de un proyecto institucional consolidado.

No se deja de lado que el programa de formación del profesorado implementó una oferta emergente de carácter virtual, cuyos contenidos tienen que ver con el diseño y uso de la tecnología y redes sociales para la educación, pero ha sido una tarea reciente. En la UV debemos apostar, en un proyecto de largo aliento, por la educación flexible y virtual como visión institucional, para no ser un gran contrasentido en un México que se apunta en el ámbito de la modernidad, del desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación y de la socialización del conocimiento.

El adelanto de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones está impactando la manera tradicional de impartir educación en un esquema conocido como aprendizaje mixto, que implica una integración de docencia tradicional en el salón de clase con experiencias de aprendizaje en línea, lo que evita la disparidad entre estudiantes con y sin posibilidades de acceso a internet.

Sin duda tenemos la oportunidad de evolucionar, con base en los principios de la nueva escuela mexicana, hacia este tipo de enseñanza-aprendizaje en toda la Universidad, lo que implica un gran reto innovador para un verdadero proyecto de educación virtual.

Considero que el desarrollo de la Universidad Veracruzana en el Siglo XXI no puede sustraerse a estos retos y es indispensable adaptarnos a las estrategias que la era digital ya ha desarrollado. Deberá ser un programa diseñado e implementado con el concurso de todos los talentos universitarios y con el cuidado y atención que una reforma de esta magnitud requiere. No hacerlo postergará nuestro desarrollo.

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