Dolores Castro
(Aguascalientes, 1923)
Bullir, palabra antigua como mi recuerdo.
Búllete, decía la madre de mi madre, mujer traslúcida
y bullente como el hervor del agua.
Esa palabra del español antiguo
parecía elevarse, fluir en el espacio
de la niña
que observa como vuelan las moscas
en vez de acomedirse
a servir.
El vuelo de las moscas,
el vuelo de las niñas, con espacio más amplio pero sin alas, huye por los aromas,
intenta no caerse del nido
y elevarse
mientras escucha,
o se contempla
en el charquito que dejó la lluvia
en el patio.
¡Búllete, niña, acomídete, búllete.
No te quedes allí!.
¿Bullirse, o reflejar el torrente del mundo?
Oleajes (2003)
Largo y frío es el sueño de la piedra.
Nada guardó del esplendor del fuego
su gris naturaleza.
¡Cómo me espanta lo que se apaga y queda!
Al rojo vivo, quieta,
bajo la noche de mis sentidos
prisionera,
solo pido calor.
¡Cómo me espanta lo que se apaga
y queda!
La tierra está sonando (1959)
Tríptico
I
Detén este cordel mientras los ato. Deben atarse bien
de dos en dos
dedos pulgares.
Sólo te digo que tengas el cordel,
no que lo mires a los ojos.
Sólo se trata de colgarlos de los dedos
y que hablen.
II
¿Y qué quieres?
Éste no habla. Éste
es de esos desgraciados
que se tragan el miedo
de un bocado.
III
Duelen los dedos, duelen
los pulgares.
Y sigue este dolor hasta los dedos
de los pies.
Y duele
que se acerquen a ver cómo nos duele
y duele
que esto
ya no le duela
a nadie.
Soles (1977)
Nocturno
Aquí voy en el río
desconocida, larga.
Y cabeceo en el viento
como el toro,
que en éxtasis levanta
la llama de sus ojos,
brillantes por la sed
de oscuras aguas.
Y me hundo en la noche
como en el conocido pecho
de mi madre,
húmedo y sin palabras.
Muerdo el fruto del día
y en el silencio voy
como la rama
enamorada y muda
que danza.
Ahí van mis sentidos
prendidos en el vientre de la noche como siete cabritas
palpitantes y fijas.
Sola me quedo,
junto al que se oculta hollando a sus creaturas.
Entre las ramas
flotando van estrellas
como frutillas duras.
Bajo este cielo, ay, todas las cosas,
van hablando entre dientes
solas y presurosas.
Bajo este cielo, ay,
me voy rendida
como la hierba hollada.
Y queriendo cantar,
y sin hallar palabras.
Cantares de vela (1960)
[Fuimos la sombra]
Fuimos la sombra
la opacidad
las hormigas amantes
del bajo tierra oscuro,
los de comer a solas
el guardar y guardarse
del próximo,
y en una amenazante mudez abundando en temer
abundando en temor
y distraídos
en juegos de atinar o fallar, indiferentes
a la germinación
bajo la luz.
[Y hay quienes fuimos]
Y hay quienes fuimos,
Somos sombra,
solo sombra atravesada
A mansalva
Y a trasluz.
[Y tejo]
Y tejo
los hilos luminosos
de color encendido
hilos que fueron de pasión
enmarañados
entre mis dedos
se atropellan.
Hilos en el telar
de las raíces
de mis generaciones
hilos:
se extienden,
multiplican,
crecen
escapan
de mi mano.