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Se pasaron de la raya

A Ricardo Murguía Álvarez, gran amigo

Desde su captura en España y su extradición a México por diversos delitos –más los que se le acumulen con todo y su súper abogado ibérico Juan Garzón- El exdirector de Petróleos Mexicanos, Pemex, Emilio Lozoya Austin, ya venía y no es asunto menor, con toda clase de enfermedades gastrointestinales ante tantas emociones vividas en los últimos años.

Mucho hay por esclarecer en el recibo de cuantiosas sumas en millones de dólares recibidos por los intereses de Odebrecht, Agronitrogenados y Fertinal, que pesan, junto a las acusaciones en contra de su madre –en prisión domiciliaria- y las fugadas hermana y esposa, del súperjunior del aún tercer mundo.

Es de conocimiento que su abuelo militar fue gobernante en Chihuahua; su padre, Emilio Lozoya Thalman, secretario con el presidente Carlos Salinas de Gortari, toda vez que fueron cuates de estudios en la Universidad de Harvard, que proveyeron de sobra al chaval que antes de ser funcionario fue consultor de todo tipo de empresas internacionales, que se suman a sus enormes fallas en detrimento de la nación.

El ahora detenido en un hospital de caché en la Ciudad de México y cierto, hasta el momento la Fiscalía General de la república no ha dicho ni pío de la situación del inculpado ni se conoce cuándo será la audiencia ante el juez, quien en última instancia tendrá a cargo el asunto y conocerá los señalamientos que según se sabe involucrarán al expresidente Enrique Peña Nieto, exsecretarios federales, exdiputados, exsenadores, exfuncionarios, empresarios, excandidatos, de todo igual que en las antaño boticas o ferreterías o tlapalerías 

Incluso petroleros prestigiados y de valor de Pemex- que los hay- señalan que ese exdirector de Pemex, quien cobraba de 50 mil a 100 mil dólares a empresarios que pretendían contratos, sólo por audiencia, llaman a que se revise su actuación al frente de la empresa productiva del estado como se le llama formalmente, pues hizo un desastre como administrador al crear direcciones, subdirecciones, gerencias, subgerencias, en fin todo un enorme aparato, en el que estabas sus cuadernos, con sueldos que hacen temblar a cualquiera. 

No sólo sus desplantes de chavo fresa trasnochado que ni siquiera volteaba a ver a la mapachada, menos relacionarse salvo sus allegados directivos, que llevaron a la empresa a su peor y desfalcada etapa, que ya es decir.

En fin, por eso Lozoya trae todos los males que se puedan imaginar, desde  úlceras, hernias, colitis, diarrea, verborrea, en lo que piensa a quiénes va a delatar, cuándo, cómo, dónde, para qué, y qué, en fin las grandes preguntas del periodismo y su canción de cabecera: todo se derrumbó.

Atraques

  1. Porfirio Muñoz Ledo recién cumplió 87 años. Luces y sombras de su vida le acompañan.  Seguidores y detractores no pueden aún, ensombrecer  experiencia y conocimientos, que los tiene.
  2. El gobierno federal no puede parar en todo lo que contribuya a recuperar más de un millón de empleos formales y evitar la caída de personas que no lograr aún ni equilibrar lejanamente sus ingresos, tanto por la recesión como el tema de salud que tanto afecta.
  3. El mapa del empleo sigue siendo mayor en la frontera norte, centro y occidente del país, en tanto sur y sureste, que producen alimentos, energía y turismo, requieren la mayor atención. Muchas Secretarías y gobiernos estatales no se ven por ningún lado. 
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