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La desigualdad dificulta la sostenibilidad en ciudades mexicanas

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Es necesario reducirla para enfrentar mejor el cambio climático.

En las ciudades se encuentran las principales problemáticas y soluciones ante el cambio climático. Al mismo tiempo, el nivel de sostenibilidad de las ciudades definirá el impacto de este fenómeno en sus poblaciones en las próximas décadas.

Actualmente, las urbes ocupan un poco más de uno por ciento de la superficie terrestre pero en ellas vive más de la mitad de la humanidad; consumen entre 60 y 80 por ciento de la energía y emiten más de 70 por ciento de los gases de efecto invernadero.

Debido a la creciente urbanización, y de acuerdo con proyecciones de la ONU, para 2030, 60 por ciento de la población mundial vivirá en ciudades, y en 2050, 70%.

En las próximas décadas, 90 por ciento de la expansión urbana sucederá en los países en desarrollo, dice Amparo Martínez Arroyo, directora del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC).

Esto —agrega— da una gran oportunidad para incorporar, de manera oportuna, medidas que respondan a las necesidades actuales y futuras considerando los impactos locales del cambio climático.

Para la ex directora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, liderar la expansión urbana en direcciones óptimas mediante objetivos de sostenibilidad podría fomentar la reducción de las desigualdades dentro de las ciudades y entre regiones para enfrentar mejor el cambio climático.

Dimensiones de la sostenibilidad

El INECC estableció un conjunto de 36 variables, incluidas en diez dimensiones, relacionadas con la sostenibilidad urbana para más de 100 ciudades del país, con el objetivo de ayudar a los gobiernos federal y estatal a definir estrategias urbanas sostenibles.

Trabajar en las diez dimensiones principales –agua, aire, uso de suelo, edificaciones, industria, energía, movilidad, habitabilidad, servicios ambientales y residuos– puede mejorar la formulación de políticas urbanas de desarrollo que serían priorizadas y evaluadas con base en las necesidades de la sociedad.

A partir de la información generada por el INECC, en conjunto con el CCA-UNAM, se realizó el Análisis de la sustentabilidad actual de las ciudades mexicanas y su exposición al cambio climático, que fue publicado en 2020 en la revista Frontiers in Environmental Science.

El artículo contiene índices útiles para diseñar políticas urbanas en ciudades mexicanas, con base en un puntaje de sostenibilidad actual y el nivel de desafíos que les impondrá el cambio climático. Los autores son Francisco Estrada, Julián A. Velasco y Óscar Calderón-Bustamante (CCA-UNAM) y Amparo Martínez Arroyo (INECC).

El artículo es un primer acercamiento para el seguimiento y autoevaluación sobre las medidas implementadas en cada ciudad. Dicha información puede ayudar a los tomadores de decisiones y a la sociedad a orientar acciones de reducción de riesgo y vulnerabilidad basadas en la mejora de los indicadores socioambientales actuales y en el diseño de estrategias de adaptación.

Rasgos de sustentabilidad

Una ciudad sustentable —dice la doctora Martínez Arroyo—debe cumplir con una serie de características para garantizar el derecho humano a un medio ambiente sano, adecuado para el desarrollo y bienestar de sus habitantes actuales y de las generaciones futuras.

Este desarrollo sano incluye interacciones con los ecosistemas, recursos hídricos ubicados en espacios urbanos, periurbanos y áreas bajo su influencia, considerando la cuenca atmosférica e hidrológica que contiene a la ciudad.

Debe contar con servicios básicos; transporte seguro, no contaminante, confiable y multimodal (bicicletas y ciclopistas incluidas); espacios abiertos, verdes, seguros, accesibles y limpios; y un manejo adecuado de residuos.

Las casas nuevas deben ser menos consumidoras de energía y menos emisoras de contaminantes. Sin grandes traslados del hogar al trabajo. Y con accesibilidad a servicios sociales, como de salud, educativos, deportivos y culturales.

Una ciudad sustentable, subraya la directora del INECC, debe ser resultado de la voluntad política y ciudadana, en la que sus habitantes deciden las medidas de sostenibilidad y se comprometen con ello.

Paradigmas, no paraísos

Existen varios ejemplos de ciudades sustentables en el mundo, principalmente en países desarrollados, como en Estados Unidos y Europa. Para Latinoamérica, Curitiba podría ser un paradigma de modelo de urbanismo sustentable. En 2010 esta ciudad brasileña ganó el Globe Sustainable City Award.

Cantón (Guangzhou), la tercera ciudad más grande de China, con su sistema de transporte Bus Rapid Transit ha logrado reducir los costos y tiempos de desplazamientos, así como las emisiones contaminantes (86 mil toneladas de CO2 al año).

San Francisco, entre 27 ciudades estadounidenses, resultó ser la más sostenible por sus iniciativas verdes. Por ley está obligada a reciclar y compostar los residuos. Desde 2007 se prohibió el uso de bolsas de plástico y es un ejemplo en transporte no contaminante.

En Dinamarca, dice la directora del INECC, un sello de sostenibilidad es la reducción del consumo de energía. Copenhague, su capital, con su sistema de calefacción urbana ahorra 70% en comparación con el sistema tradicional.

No es que sean paraísos pero algunas ciudades se acercan un poco más a la sustentabilidad al cambiar las tendencias en su desarrollo.

Acciones hacia la sustentabilidad

En México, algunas ciudades ya van tomando medidas para alcanzar cierta sustentabilidad, aunque no todas tengan las mismas características, ya que no es lo mismo una ciudad costera turística, como Acapulco, que una como Coatzacoalcos, que es costera pero industrial.

Por sus condiciones ecológicas, geográficas, climáticas e incluso culturales, las ciudades mexicanas “van a tener metas distintas y diferentes indicadores de sustentabilidad”, señala Martínez Arroyo.

Aguascalientes es una ciudad con buena calidad de vida, con muchos parques y áreas verdes, con un gran cuidado en el saneamiento del agua. Monterrey y Ciudad Nezahualcóyotl son dos ejemplos en el manejo de residuos.

Por su tamaño y características, la CDMX es complicada, pero tiene “fortalezas jurídicas”, como la reciente normatividad para la construcción. Se ha invertido en transporte público no contaminante: metrobús y en el metro. Conserva grandes áreas verdes, como el Bosque de Chapultepec y la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA), ubicada en Ciudad Universitaria. “Aunque para la sustentabilidad se requieren acciones integrales, este tipo de acciones la encaminan a la sustentabilidad”.

Diferencias y similitudes

En México, dice la directora del INECC, 78% de la población vive en zonas urbanas. De este total, 60% corresponde a ciudades de más de 100 mil habitantes; 21 ciudades tienen más de 500 mil habitantes, nueve tienen más de un millón. Y tenemos una de las áreas metropolitanas más grandes del mundo: la CDMX.

México es un país geográficamente heterogéneo, con una topografía muy compleja, y con una diversidad no sólo biológica sino cultural muy grande. Esto presenta muchos desafíos, asegura Martínez Arroyo.

Además, dentro de las ciudades hay muchas desigualdades socioeconómicas, por lo que no en todas las zonas de estas ciudades hay transporte no contaminante, ciclovías o un buen manejo de residuos, por ejemplo.

Aunque también tienen similitudes, según el índice de sostenibilidad contenido en el artículo del INECC-CCA/UNAM. Es el caso de ciudades costeras y turísticas como Veracruz, Puerto Vallarta y Acapulco, así como de ciudades con actividad petrolera como Poza Rica, Minatitlán y Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz.

En el Bajío, según este índice de sostenibilidad, varias áreas metropolitanas tienen un mejor nivel de vida, crecimiento económico reciente, mayor industrialización y mejor infraestructura para enfrentar los problemas ambientales.

Otras ciudades, con muchas manufactureras y servicios (Tijuana, Ciudad de México y su área conurbada, Monterrey, Toluca), tienen características que “nos ayudan a ver cómo se desempeñan en el manejo de agua y de residuos, así como ante la necesidad de transporte de más largo alcance”.

Suicida, no tomar medidas

Recientemente se ha mencionado en medios especializados que la mala calidad del aire es como “una especie de coronavirus de baja velocidad” que mata y es una fuerte amenaza para todos los habitantes de las ciudades del mundo.

Para muchas ciudades mexicanas no tomar medidas oportunas y adecuadas a sus niveles de vulnerabilidad al cambio climático sería prácticamente suicida en un mediano plazo.

Actualmente no sabemos el grado de vulnerabilidad de todas nuestras ciudades frente a escenarios de cambio climático. Para ello, el INECC y el CONACyT están convocando a las instituciones de investigación del país para la elaboración de alternativas de desarrollo de ciudades basadas en el conocimiento de cada una de ellas.

Avance heterogéneo

—Quizá en conocimiento no estamos tan rezagados, pero sí en su aplicación, comparado con otros países.

Los avances se han ido dando de manera heterogénea de acuerdo con las políticas locales, señala la doctora Amparo Martínez Arroyo. Por ejemplo, con el cambio de alumbrado público, en el manejo de residuos, el uso de calentadores solares, electrodomésticos con poco gasto de energía, autobuses rápidos y con bajo nivel de contaminación, ciclopistas…

Las acciones hacia la sostenibilidad dependen también mucho de la demanda y presión ciudadana, de las aportaciones de los investigadores (qué es factible hacer con base en el conocimiento) y de que los tomadores de decisiones se basen en ese conocimiento para el diseño de políticas urbanas orientadas a la sostenibilidad.

Finalmente, dice que en las ciudades va a ser “donde se juegue realmente lo más importante del cambio climático”, porque en 2050 más de dos tercios de la población va a ser urbana. Pero, a la vez, será donde haya oportunidad para proyectos conjuntos, generar infraestructura, organizarse y educarse para posibilitar un futuro sostenible.

Por: Fernando Guzmán Aguilar 

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