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La ignorancia que en muchas ocasiones lleva a la mentira

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En la fotografía: Félix Báez-Jorge, Gladys Casimir Morales de Brizuela, y Eduardo Matos Moctezuma.

Raúl Hernández Viveros

Desde Cultura de Veracruz, revista de literatura contemporánea, celebramos este acontecimiento internacional donde el galardón Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, fundamenta la armonía y el respeto a nuestros profundos lazos de amistad entre las naciones y sus culturas.

Hace varios meses, escribí lo siguiente:
 “Este 18 de mayo en España, Eduardo Matos Moctezuma obtuvo el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales. Se reconoció su “rigor intelectual, para reconstruir las civilizaciones de México y Mesoamérica, y para hacer que dicha herencia se incorpore con objetividad y libre de cualquier mito”. 

Fundó el Proyecto Templo Mayor en 1978. Catedrático de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) por más de treinta años. Investigó en Tula, importante capital del mundo prehispánico, y Teotihuacán, “donde excavó la Pirámide del Sol y fundó el Museo de la Cultura Teotihuacana y el Centro de Estudios Teotihuacanos”. 

Además, escribió: “páginas ejemplares del desarrollo científico de la arqueología y del diálogo, fecundo con el pasado, entre culturas distintas y entre las ciencias sociales y humanas”. Hace trece años La UNAM fue reconocida con el Premio Príncipe de Asturias en la categoría de Comunicación y Humanidades y se convirtió en la primera universidad pública del mundo en recibir ese prestigioso galardón. 

También por impulsar corrientes de pensamiento humanístico, liberal y democrático en América. La Reina Leticia, destacó:

 “Ha sido el modelo académico y formativo para muchas generaciones de estudiantes y ha nutrido el ámbito iberoamericano de valiosísimos intelectuales y científicos, porque ha impulsado poderosas corrientes de pensamiento humanístico, liberal y democrático en América…” Desde 2020, la austeridad llegó a las áreas del INAH. 

Se redujo el desarrollo de proyectos de investigación, y en la conservación de los museos, institutos, zonas arqueológicas, bibliotecas y archivos. También se recortaron los presupuestos a las universidades públicas.

Eduardo Matos Moctezuma destacó que: “Conocer nuestra historia a través de los vestigios arqueológicos y de los documentos escritos es indispensable. Siempre se había contado con apoyo amplio, aunque a veces se veía afectado por ciertas cosas, pero ahora sí se ha aplicado una reducción muy fuerte a la cultura y se ha detenido el Proyecto Templo Mayor, entre otros.

O hay excavación, porque no se cuenta con fondos ni para excavar, ni para publicar, ni para difundir: no hay dinero para nada”. El viernes 29 de octubre del presente, Eduardo Matos Moctezuma recibió el premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de 2022. 

En su discurso dijo que: «Penetrar en el pasado para traerlo al presente ha sido la labor que de manera constante he desempeñado a lo largo de mi vida. Esa moderna máquina del tiempo que es la arqueología fue el medio para lograr trasponer el tiempo mismo y llegar ante los pueblos que nos antecedieron en la historia».

Aseguró que: «La historia y la arqueología, nos llevan frente a las sociedades del pasado y nos muestran que muchas de ellas fueron creadoras de avances importantes y que, en su devenir, surgieron imperios y gobernantes poderosos que en su soberbia creyeron que serían eternos, pero no fue así. La historia es implacable en sus juicios.

No se puede pretender manipularla ni cometer el despropósito de tergiversarla. Mala consejera es la ignorancia que en muchas ocasiones lleva a la mentira. La historia la escriben los pueblos. Ellos son forjadores de futuros mejores». También insistió en que: «México y España están unidos por lazos indisolubles. Lo que hoy son nuestros dos países venían, de siglos atrás, arropados en sus propias historias; en el año de 1521 se dio la conjunción de ellas. En aquel año ocurrió el encuentro de dos maneras de pensar diferentes, de sociedades que tenían su propia visión del universo. Alfonso Reyes, hombre universal, relató en su Visión de Anáhuac aquel pasaje, cuando las huestes de Hernán Cortés vieron por vez primera las ciudades mexicas de Tenochtitlan y Tlatelolco en medio de los lagos del centro de México». 

Afirmó que «En la primera parte de la conquista, el enemigo a vencer por las huestes de Hernán Cortés y miles y miles de aliados indígenas enemigos de Tenochtitlan, eran los mexicas o aztecas. Lograda la victoria militar el 13 de agosto de 1521, comenzaba la segunda parte: la conquista espiritual en manos del aparato ideológico representado por la iglesia, en tanto que se continuaba la conquista de otras regiones para conformar la Nueva España. Varios siglos debieron de pasar bajo el nuevo orden peninsular con cambios en lo económico, político, social, y religioso».

«Esta situación se vio interrumpida cuando las fuerzas insurgentes alcanzaron la victoria y surgió la nueva nación en el año de 1821. El México independiente iniciaba su propio camino. Pocos años después, en 1836, nuestros dos países acordaron el Tratado de Paz y Amistad y entablaron relaciones diplomáticas después de largas luchas: México reconocía a España y España reconocía a México como nación independiente. Buen ejemplo para superar pasados agravios».

«La historia nos muestra, a lo largo de los siglos, que toda guerra conlleva muerte, destrucción, desolación, imposición, injusticia y violencia. España lo ha vivido en carne propia. México también. Esto no se olvida, pero tampoco podemos anclarnos en el pasado y guardar rencores, sino mirar hacia adelante. En esto, México y España deben dirigirse hacia un futuro promisorio».

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