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Las redes, fundamentales para verdaderos cambios sociales: Tere Gil

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Teresa Gil es una norteña por decir lo menos, aguerrida. Una defensora inquebrantable
de los derechos de las mujeres, de su reivindicación y valor, incluso de sus contrapartes.
Es quizá también una de las pioneras destacadas en eso de abrirse paso y lugar en las
empresas periodísticas de su natal Sonora, de la Ciudad de México y con residencias
profesionales en el extranjero; fue parte del gran diario unomásuno iniciado en 1977
bajo la dirección de Manuel Becerra Acosta. Es además una luchadora social de la
izquierda y de la democracia, autora de poesía, ensayo, novela y cuento.
Aquí, parte de esa gran personalidad que posee.


Por Carlos Alberto Duayhe
ENTREVISTA

-Tere, cuéntanos un poco de tus tiempos iniciales en el periodismo.
-Iba a cumplir 16 años, estudiaba contabilidad en el principal instituto del estado de
Sonora y daba clases en tercer año de primaria, cuando me llamaron del Diario del
Yaqui para que trabajara con ellos. Fue en 1958 en Ciudad Obregón, Sonora y yo de

periodismo no sabía ni la o por lo redondo. Solo publicaba en medios impresos
poemas, cuentos y relatos. Como tabla rasa me enfrenté a dos enormes páginas y
como un milagro, siete días después reporteaba, diseñaba las páginas y las cabeceaba.
El cómplice fue un gancho colgado en una puerta, donde los demás y yo junto con
ellos, colgábamos nuestras hojas de papel revolución como un Keruac cualquiera, con
nuestras notas. Yo ya estaba en el camino. Más de 60 años después, aquel gancho,
ahora invisible, me acompaña para retener cómplice, lo que escribo.

-¿A quiénes recuerdas de manera especial?
-Mis primeros maestros fueron los linotipistas y los formadores. No he buscado
personajes versados que me instruyan; prefiero leerlos y aprender desde las lecturas.
Aprendí de mis compañeros, los muchos con los que he compartido infinidad de
redacciones, en los también muchos diarios y revistas en los que trabajé en Sonora, en
la capital del país y en el extranjero. Pero no en directo, sino en sus actitudes, en sus
formas de enfrentar el oficio, en sus concepciones y sus enfoques concretos de la
noticia. Tengo muchos colegas a los que admiro.

-¿Cómo fue tu formación profesional como periodista e incluso de escritora?
Como egresada (abogada) de la Universidad de Sonora, recuerdo aquel día, el 14 de
abril de 1972, cuando me titulé con la tesis La Libertad de Prensa en México, Análisis
Jurídico y Sociológico. Mis jurados eran grandes personajes de esa institución y me
dieron mención honorífica. Una de mis mejores experiencias fue haber volcado lo que
había vivido en 14 años de periodismo y dar a conocer los principales problemas que
existen en los medios mexicanos y en sus trabajadores, principalmente los periodistas.
Reeditado hace dos meses, solo con el cambio de nombre, La Libertad de Expresión, un
Botín, veo que aquel trabajo mío con sus análisis, está vigente. Los problemas siguen
siendo los mismos, cincuenta años después. En 2007 escribí otro, La Isla que brillaba,
en donde actualizo datos en un recorrido personal del oficio. Estoy preparando uno
más sobre el tema, que será mi décimo libro. Los otros son sobre cuento, ensayo y
poesía.

¿Alguna especial admiración en tu carrera?
-Yo admiro a los periodistas que trascienden su etapa convencional y siguen hasta el
final de sus vidas en el oficio. Este debe ser, desde mi punto de vista, no desde una
perspectiva formal, sino como esencia de vida, como ser poeta, digamos, que algunos
lo somos en muchas cosas. Los poetas no se jubilan. Es algo imbíbito el meterse a la

información y utilizarla como un activismo por lo que pueda servir. Aunque llegues a
los cien años. Esos periodistas que se jubilan y dejan el oficio me dan mala espina.
Alguien a quien siempre admiré y con el que coincidí en varios lugares, como una
redacción en Unomásuno, o en un organismo de defensa como la Unión de Periodistas
Democráticos, es Miguel Ángel Granados Chapa. Añadir nombres es abundar, mejor
que quede como representación de otros que tienen o tuvieron los mismos méritos.

-Tere, de la transición de medios escritos en papel a las redes ¿qué opinión tienes?
-De hecho, aunque a veces estoy en medios escritos, es lo digital lo que absorbe mi
principal trabajo. No en un nivel de conocedora, por su lejanía, sino en lo esencial y
transcurro por las redes de muchas maneras a través de mis crónicas Libros de ayer y
hoy que tienen nueve años. Son tres o cuatro a la semana y se publican en varias redes
y se reproducen en varios estados. Decir lo que me parecen las redes es abundar en lo
que se ha dicho millones de veces, pero que no se alcanza a abarcar. Trascender los
años y utilizar esos recursos portentosos, con todos sus asegunes, es ratificar un oficio,
más cuando éste se extienda de por vida.

-Y de la era digital ¿qué opinión tienes?
-Ratifico lo que dije antes de las redes y agrego que estoy porque ese recurso tenga
una presencia social más profunda. Ante tantos problemas que tiene la humanidad, ese
instrumento puede ser fundamental para que haya verdaderos cambios. En lo que a mí
respecta, minúscula expresión entre millones y millones de presencias, trato como
algunas golondrinas, de hacer verano.

De Teresa Gil el connotado periodista Rogelio Hernández señala:
Una ficha curricular más amplia de Tere Gil aparece en el sitio web del Consejo
Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo, donde ella fungió como uno de los
quince jurados del certamen 2021, pero no informa mucho de todo lo que asombra:
Nació en La Colorada, Sonora y reside desde 1972 en la Ciudad de México. En su estado
se inició desde la adolescencia como reportera, en Diario del Yaqui y en Hermosillo
reporteó en El Imparcial, El Regional, El Sonorense y colaboró en Tribuna del Yaqui.
Egresó de la Universidad de Sonora con mención honorífica por su tesis La libertad de
Prensa en México. Obtuvo cinco premios universitarios estudiantiles, de cuento y
poesía. En la capital del país ha sido reportera de Unomásuno, El Economista, Punto,
Oposición, en las revistas Mañana, Viva, Extempo, Fórum entre otras y ha colaborado

en El Sol de México, El Nacional y varios medios más. Fue corresponsal en España,
jurado del Premio Internacional Rey de España, dirigente de la Unión de Periodistas
Democráticos. Ha publicado ocho libros de ensayo, cuento, poesía y crónica. El libro “La
isla que brillaba”, sobre periodismo, ganó premio de crónica en 2007. Actualmente
escribe tres crónicas semanales en su columna Libros de ayer y hoy, que se publican en
diez redes noticiosas. Educadora, reina estudiantil y abogada.

Integrantes del jurado del Premio Nacional de Periodismo 2021.

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