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Menos huelgas y más apoyo

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Fotografía: Daniel Monte Alegre

Fotografía: Daniel Monte Alegre

 

Al hablar de educación también se debe hablar de vocación, que es la parte fundamental de la enseñanza y es lo que más valoramos los estudiantes a la hora de estar en el aula. Por otro lado, los sindicatos de cualquier sector tienen la obligación de defender los intereses de su gremio, pero no se debe de afectar a terceras personas.
Todo esto lo digo debido a que la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), tuvo la huelga más larga en su historia, porque el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad (SITUAM) exigía un aumento salarial de 20% frente a 3.35% que ofrecen las autoridades universitarias. Además, exigía que se le otorgaran 400 plazas administrativas, mientras que la UAM ofrece 89, según el plan de solución planteado por la casa de estudios.
Casi 3 meses de huelga y los únicos afectados fueron los estudiantes, quienes estaban a punto de perder el semestre por no llegar a una negociación. Es ahí donde comento de la vocación y de cómo se está afectando otra parte de la comunidad universitaria, por solo exigir para una parte de la población y es donde entra mi pregunta ¿Exijo mejor salario, pero afecto a las personas por las que me pagan?
El profesor de la UAM-Iztapalapa David Bravo consideró que, si el SITUAM estuviera pensando en beneficios para toda la universidad, como afirma, ya habría cedido en algunas negociaciones. «El sindicato no tiene en realidad el deseo de que esto se termine. Ellos piden el 20%, pero si tuvieran el deseo de que se resolviera el conflicto ya hubieran cedido (a lo que ofrece la universidad). Está bien que luchen por lo que desean, pero no debe ser a costa de los alumnos, de las pérdidas», dijo.
Al parecer esta semana ya llegaron a un acuerdo para beneficio de ambas partes, y con ello ayudarán a los alumnos para que no pierdan el trimestre. Pero el tiempo no perdona y los alumnos, así como los maestros tenemos organizadas nuestras metas a corto, mediano y largo plazo, y las metas que tenemos como universitarios, la casa de estudios debería respaldarlas no alargarlas. No hay que olvidar que hoy como nunca el tiempo vale oro y no hay que desperdiciarlo.

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