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Un nuevo rostro a los libros de texto

En 1959 se creó la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito a iniciativa del entonces presidente de la Republica, Adolfo López Mateos. La intención era proveer de libros de texto de manera gratuita a todos los alumnos inscritos en primaria. En 1960 se repartieron los primeros ejemplares, de manera que este año se cumplirán 62 ediciones ininterrumpidas.

Este proyecto es un verdadero orgullo para México, que consiste en la entrega de 7 libros para cada alumno de educación primaria y el tiraje anual es de más de 140 millones de ejemplares que se reparten en todo el territorio nacional. 

Desde la primera edición de los libros de texto gratuitos se ha cuidado la edición en todos sus aspectos: contenido, diseño, ilustraciones y calidad de los materiales. Tan es así que en muchas ocasiones estos libros son heredados a las generaciones venideras.

En esta ocasión la Secretaría de Educación Pública ha decidido realizar un cambio más radical no nada más en el contenido educativo, sino también en las ilustraciones y el diseño. 

La intención es que los nuevos libros enriquezcan, ejemplifiquen y estén acordes con los contenidos. Esto no estaría mal sin no fuera porque la convocatoria se lanzó con mucha premura y se denota una prisa inexplicable, que podría generar errores y mala calidad de los materiales.

Llama poderosamente la atención que los creativos participantes en este proyecto, solamente se harán acreedores a una constancia por los materiales visuales aportados, con valor curricular, otorgado por la Dirección General de Materiales Educativos. ¡Ah! Y les darán un ejemplar del libro en el que aparezca la ilustración de su autoría y por supuesto su crédito. Los autores tendrán que autorizar a la SEP a utilizar, editar, difundir, publicar, reproducir y descargar las imágenes y los contenidos sin ninguna restricción.

A lo que los ilustradores les parece que esta convocatoria es ofensiva, toda vez que con una constancia curricular no podrán pagar la renta, los servicios, el equipo, software, alimentos, además de los impuestos. 

TODO A LA CARRERA

De manera que los libros de texto para el ciclo escolar 2021-2022 tendrán un nuevo rostro y supuestamente un contenido actualizado, pero es muy importante que haya congruencia entre las ilustraciones y los contenidos, toda vez que no sabemos si los textos ya están escritos, revisados y aprobados, o solamente se harán modificaciones a los diseños.

Por cierto, la SEP exige que en las ilustraciones de los nuevos libros se muestre la equidad de género, que haya inclusión y respeto a los derechos humanos, promover la sana alimentación y un cuerpo saludable.

Ojalá que por las prisas y la improvisación no echen a perder un trabajo de tantos años, que ha servido para la enseñanza de decenas de generaciones y que son un ejemplo a nivel mundial desde el siglo pasado. No hay que olvidad que las cosas buenas necesitan tiempo, al hacer las cosas con prisa se corre el riesgo de que todo salga mal.

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