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Los jóvenes tenemos esta responsabilidad frente a la crisis climática, pero no nos toman en serio: Leslie Hinojosa 

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  • “Las agendas esperan mucho de los jóvenes, pero al ver los obstáculos a los que se enfrentan, les estamos dando cucharas de plástico para construir un castillo”, afirmó Aldo Muller
  • En el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente, El Colegio Nacional realizó la mesa Cerrando brechas en el activismo ambiental juvenil: explorando acciones y desafíos, coordinada por la colegiada Julia Carabias.
  • En la sesión, participaron de los integrantes de la Red de Jóvenes Ambientalistas (RJA), quienes enfatizaron la importancia del activismo ambiental.  
  • De acuerdo con Julia Carabias, en el fondo, “hay un desprecio del tema, y lo que preocupa enormemente cuando escuchamos a los jóvenes, es que los están utilizando, que las empresas están lavándose la cara de pintarse de verde cuando en realidad no lo están haciendo”.  

“Ser joven es una etapa de transición en la que importa el contexto y las condiciones de cada individuo, en este periodo de vida pasamos miedos e inseguridades, temor a no cumplir con lo que se nos ha adjudicado por otros sectores de la población como el actuar ante la crisis climática, pero también involucra vitalidad, rebeldía y activismo”, expuso Lilian Rodríguez, integrante de la Red de Jóvenes Ambientalistas (RJA), al participar en la mesa Cerrando brechas en el activismo ambiental juvenil: explorando acciones y desafíos, coordinada por la colegiada Julia Carabias. 

La sesión se realizó el 2 de junio en el Aula Mayor de El Colegio Nacional, en el contexto del Día Mundial del Medio Ambiente que se conmemora cada 5 de junio desde 1973, y contó con la participación de los integrantes de la Red de Jóvenes Ambientalistas, quienes hablaron de las acciones y desafíos a los que se enfrentan y de la importancia del activismo ambiental. “Un mundo ideal para los jóvenes debe incluir espacios de trato digno para toda la diversidad de juventudes y para que esta diversidad pueda sumar esfuerzos en torno al activismo”, puntualizó Leslie Hinojosa, también miembro de la RJA, al tomar la palabra.   

Este diálogo fue moderado por la bióloga Julia Carabias y se desarrolló en dos bloques, en el primero, se abordaron los procesos de consolidación de la RJA, su forma de trabajo y sus desafíos; y en el segundo, se habló de la agenda Ambiental Juvenil 2030, el activismo, la biodiversidad y el agua. “Todos necesitan de la capacidad que ustedes (jóvenes) se han ido formando, pero están desempleados. Esto es una situación que prende el foco rojo, estamos creando un capital humano para atender el capital natural, pero tiene las oportunidades cerradas”, subrayó la colegiada.   

Agregó que, a pesar de los esfuerzos más importantes que se han realizado en torno a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y a sus 17 objetivos, impulsados por la Organización de las Naciones Unidas, “hay una voz que cada vez se escucha más, pero que tiene poca representatividad en la toma de decisiones, y es la de los jóvenes. Son ellos los que tienen que construir su rumbo. Sin ellos no tiene sentido nada”.  

Recordó que la Red de Jóvenes Ambientalistas se fundó en 2020, en el contexto de la pandemia, en 2021 esta red logró desarrollar una agenda y en 2022 tuvo un diálogo intergeneracional. “En el fondo, hay un desprecio del tema y lo que preocupa enormemente cuando escuchamos a los jóvenes, es que los están utilizando, que las empresas que le están entrado a la sustentabilidad estén lavándose la cara de pintarse de verde, cuando en realidad no lo están haciendo”, enfatizó la bióloga mexicana.  

Célic Sánchez, integrante de la RJA, hizo un recuento de la historia de esta organización. “En el contexto de la crisis climática, un grupo de jóvenes nos reunimos para construir espacios de diálogo que nos permitieran visibilizar los conflictos socioambientales en un espacio horizontal entre jóvenes, así creamos la Agenda Ambiental Juvenil 2030”. La Red de Jóvenes Ambientales está integrada por menores de 35 años pertenecientes a distintos colectivos, organizaciones de la sociedad civil y grupos estudiantiles. Su misión es ser un catalizador de cambio que les permita lograr un ambiente sano para ellos y las futuras generaciones. Su visión, construir un entorno incluyente donde la juventud tenga voz e incidencia en la construcción de un mundo sostenible.  

En la Agenda Ambiental Juvenil 2030, los jóvenes identificaron diez puntos urgentes de acción: agroecología, áreas naturales protegidas, presupuesto para instituciones ambientales, protección a defensores ambientales, agua, océanos, agenda legislativa de biodiversidad, educación ambiental, recuperación económica pos-COVID-19 y transición energética. 

Para visibilizar lo complicado que es formar parte del sector ambiental y lo que se necesita para resolver esta problemática, la RJA realizó la Encuesta Diagnóstico de los Desafíos Socioeconómicos en el Activismo Ambiental y Social. Brenda Jacobo aseguró que esta iniciativa consistió en 33 preguntas y fue respondida por 90 personas de entre 20 y 30 años de manera virtual. “La mayoría de los jóvenes que respondieron tienen un área de estudio relacionada con la biología, economía, química industrial y veterinaria y zootecnia. De los 90 encuestados, 51% han realizado un trabajo voluntario”.  

Enfatizó que la tercera parte de los encuestados se dedican a temas relacionados con el desarrollo sostenible; sin embargo, a pesar de que más del 90% estudiaron algo relacionado con el rubro, “existen desigualdades dentro del mismo sector como los salarios y requieren un trabajo adicional para poder reflejar adecuadamente otras realidades”. 

Al tomar la palabra, Aldo Muller expuso que casi la mitad de los encuestados no tienen trabajo actualmente, lo que puede deberse a la edad. “El 75% quiere dedicarse a temas relacionados con el desarrollo sostenible, pero el 10% comentó que buscó trabajo y prefirió desistir del sector, porque encontraron mejores posibilidades. Sólo una tercera parte trabaja en el desarrollo sostenible, pero aplicó aproximadamente a siete empleos previos antes del actual, y el 33% tardó más de seis meses en encontrar un espacio laboral”.  

Muller sostuvo que este ejercicio también sirvió para visibilizar que, por lo general, “las organizaciones internacionales, las agendas, esperan mucho de los jóvenes, pero al ver los obstáculos a los que se enfrentan, les estamos dando cucharas de plásticos para construir un castillo”.  

Por su parte, Leslie Hinojosa, expuso que la RJA identificó dos grandes amenazas que están deteriorando el estado ideal de los jóvenes: la poca representatividad de las juventudes y el trato no digno. Ligadas a las anteriores, “podemos rastrear cuatro amenazas más: que los tomadores de decisiones no integran o escuchan a las juventudes; que no existan los suficientes espacios en donde la diversidad de juventudes pueda incidir; los conflictos de interés que surgen dentro de los propios jóvenes que pueden unirse; y la brecha de poder entre los jóvenes, a partir de las desigualdades que existen por las condiciones socioeconómicas”.  

Estos factores fueron agrupados en cuatro categorías, la experiencia y vinculación, los retos socioeconómicos, las dificultades en torno a establecer proyectos a largo plazo y la interseccionalidad, es decir, la representatividad de todos los contextos de los jóvenes. En la raíz de todo lo anterior se pueden encontrar a tres agentes, la familia, el gobierno y la sociedad civil. “El hecho de que no tengamos un eficiente manejo de las emociones y de relación con otros también agrava que haya insuficientes mecanismos de representación. Tenemos esta responsabilidad frente a la crisis climática, pero no nos toman en serio, es difícil imponer nuestra voz, así que encontramos muy importante capacitarnos para poder incidir y creernos que tenemos estas capacidades”.   

En su participación, José Sobrino detalló que, para poder construir puentes de colaboración ambiental, los jóvenes proponen la defensa de las políticas públicas que ya funcionan y se han conquistado como sociedad; como aquellas enfocadas a la deficiente inteligencia emocional y financiera que enfrenta la población juvenil, “a lo mejor no sabemos todo, pero estamos dispuestos a intentarlo. Las redes de solidaridad nos permiten plantear un panorama más alentador a esta crisis que comentamos”.  

De acuerdo con José Sobrino, en la RJA, el tema de las habilidades se vuelve un espacio de solidaridad donde se pueden crear puentes y soluciones a los conflictos ambientales, la red busca estandarizar y dar acceso a estas capacidades a todo el que lo necesita. “Es así como pretendemos concientizar sobre esta responsabilidad compartida entre jóvenes y adultos, no se trata de echar la bolita de quién tuvo la culpa, sabemos que nosotros no empezamos el fuego, pero queremos combatirlo con ustedes”. 

Al tomar el micrófono, Esteban Ramírez enfatizó que, a nivel internacional, las juventudes forman un grupo de observadores que trabajan en conjunto y dan seguimiento a la creación de políticas públicas junto con gobiernos y organizaciones gubernamentales y no gubernamentales. “Demostramos el interés que hay en las juventudes para detener esta crisis de biodiversidad”.  

Por su parte, Lizbeth Granados comentó que, una vez que los jóvenes tienen planes de implementación, la manera en que pueden involucrarse es a través de cuatro pasos: el desarrollo de capacidades, “sabemos que si queremos incidir de una mejor forma debe ser de una manera informada”; realizar acciones, “de nada nos sirve tener la experiencia, sino podemos accionar y eso es a través de alianzas de comunicación”; la incidencia política, “poder ver áreas de oportunidad e incidir de forma plena y efectiva; y generar espacios de oportunidad, “nunca es tarde para empezar a involucrarse”.  

En relación al tema del agua, Víctor Rodríguez expuso que una de las mesas de diálogo que organizó la RJA el 31 de mayo de 2023, se tituló “Repensar la crisis hídrica”, y expresó que el aprovechamiento de agua pluvial y su manejo sostenible es una de las principales herramientas que existen actualmente para atender la crisis hídrica. “Debemos superar las barreras que impiden el acceso a la información, los métodos que hasta el momento hemos seguido han demostrado ser obsoletos, sistemas como el Cutzamala que se ven rebasados y los de extracción han demostrado no ser capaces de mostrar una solución efectiva. Se requiere de enfoques innovadores para la conservación y uso eficiente del agua, para su tratamiento y correcto rehúso, además de una infraestructura azul”.  

“Es sumamente importan la participación de las juventudes en el tema del agua, es necesario promover y generar espacios donde nosotros, las personas jóvenes, podamos expresar nuestras inquietudes e ideas. Somos una fuerza que tiene voz e ideas que quiere comunicar”, concluyó Rodríguez.    

La mesa Cerrando brechas en el activismo ambiental juvenil: explorando acciones y desafíos, coordinada por la colegiada Julia Carabias, se encuentra disponible en el Canal de YouTube de la institución: elcolegionacionalmx. 

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