Otro gran poeta peruano y apasionado antófilo (amigo de las flores) era JAVIER SOLOGUREN (1921-2004) Me arrepiento no haber grabado al menos una de las decenas de disquisiciones que sostenía con él sobre, por ejemplo, la última orquídea africana muy extraña que habíamos descubierto en un recién viaje por el Alto Mayo (San Martín); extraña justamente por ser africana ¡en las silvas peruanas del noreste del Perú! Otras veces, esos paseos por la Avenida Javier Prado Oeste, ornada de jardines siempre cuidados y de setos recortados a lo rococó, o ese cerco inglés a la que alguna vez Eguren retrató en un Nocturno suyo… Esos mismos recorridos, de unas diez cuadras, que a un peatón normal le tomaría a lo sumo veinte minutos, en nuestro caso la inspección floral nunca bajaba de las dos horas, pues a cada trecho nos deteníamos para ver si al diente de león que custodiaba un chalé rosado ya le había crecido un canino, o si los geranios de la casa abandonada recibían agua de alguna mano samaritana. ¡Qué desolación! ¡Y pensar que tampoco está Javier! Al menos, aquí un botón sologureniano. (Renato Sandoval Baciluto)
EL PASO DE LOS AÑOS
para mi hija Viveka
porque cogí la mariposa
no en el jardín
sino en el sueño
porque en mi almohada
oí cantar al río
al crepúsculo orar
porque el cielo breve
de la flor
me llevó lejos
porque el niño aún
(que fui que a veces soy)
despierta y ve
la mariposa
volar en el jardín
que ya no sueño.
(JS)
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