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Investigador de la UAM abordó teorías diversas sobre cómo llegó el agua a la Tierra

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Raúl Alva García participó en el ciclo de conferencias Sábados Científicos

Ana María Lozada Xochicale

El agua pudo haber llegado a la Tierra por el impacto de múltiples cometas en los primeros años de formación del sistema solar, de acuerdo con investigaciones de las últimas dos décadas, afirmó el doctor Raúl Alva García en la Casa de la Primera Imprenta de América de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). (Minuto 52:10)

El profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Iztapalapa señaló que “si bien en el cometa Churyumov-Geraimenko –descubierto por astrónomos ucranianos– se encontraron huellas digitales de isótopos del líquido diferentes a las de nuestro mundo”, en el Wirtanen se observó que su “huella isotópica es muy parecida a la de la Tierra”.

Al participar en el Ciclo Sábados Científicos –organizado por la División de Ciencias Biológicas y de la Salud, la Coordinación de Extensión Universitaria y la Oficina de Divulgación de la Ciencia y las Humanidades de esa sede– explicó que en el caso del primero puede suceder que haya perdido el líquido y cambiado su proporción isotópica, razón por la cual no puede responderse a la pregunta de dónde vino el agua.

Sin embargo, el Wirtanen podría “confirmarnos que también podría haber llegado a partir del impacto de múltiples cometas en los primeros años de alineación del sistema solar y del planeta, aunque no hay una respuesta simple”.

Otra investigación reciente determinó que el líquido se puede estar constituyendo constantemente de ácido clorhídrico y sodio, que al juntarse dan sal y agua, producto de las reacciones químicas que se llevan a cabo en las nubes protoestelares.

Durante la plática De dónde viene el agua de la Tierra, que reunió a niños y adultos, el académico hizo un breve recorrido por las teorías manejadas desde el siglo XVIII por el marqués Pierre Simon Laplace basadas en una explicación newtoniana de la interacción de los cuerpos astronáuticos, es decir, que los astros, el sol, la luna y las estrellas se atraen entre sí.

Entonces, a partir de la hipótesis nebular de que se atraen por gravedad newtoniana y el polvo se va congregando en cuerpos que integran planetas, aunque “tardamos dos siglos, finalmente podemos contar con evidencias confirmadas por observaciones realizadas con telescopios especiales de la nebulosa que se encuentra en la Constelación de Orión mejor conocida como Cinturón de Orión”.

Al retomar la hipótesis de Laplace que plantea que las estrellas se producen de nubes, polvos y gases, Alva García indicó que en la década de los 90 del siglo pasado y antes con observaciones a través el telescopio astrónomos mexicanos vieron que las estrellas se crean a partir de nubes de polvo y gases dejando materiales remanentes.

Pero “¿qué pasa con el agua? –debatió– pues ésta tiene su huella formada por oxígeno e hidrógeno que cuando apunta el telescopio a la nube de polvo podría identificar si hay líquido en estas nubes de polvo interestelar y la Tierra quizá se haya desarrollado de la misma manera”.

Para contestar este cuestionamiento los astrónomos han caracterizado las proporciones isotópicas del agua que hay en los océanos, sólo que hay un problema actual consistente en el líquido usado por los humanos que es arrojado a estas fuentes.

El académico que imparte las materias de Matemáticas, Física Biológica, Ecología, Pensamiento crítico, Biomatemáticas, Astrobiología, también habló de la teoría de las Placas Tectónicas, del agua que pudo venir a la Tierra del polvo de la nube, del fondo de los volcanes que la liberaron, entre algunas de las tres hipótesis que se manejan para saber de dónde llegó.

En el acto presentado por la bióloga Lilia Anaya, responsable de la Oficina de Divulgación de la Ciencias y las Humanidades de la Unidad Iztapalapa, también estuvo presente el doctor José Luis Gómez Olivares, director de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud.

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