Con la llegada de los frentes fríos, las olas del mar se agitan y estrellan con bastante fuerza en las escolleras y a las orillas de la playa, la gente al pasar caminando puede sentir el agua en sus rostros. Las cargadas nubes grises anuncian a la distancia el inevitable arribo de la lluvia a la ciudad, por lo que la gente se prepara para recibirla con sus paraguas o impermeables.
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